viernes, 19 de diciembre de 2014

El Gobierno debe saber que liberalización no es libertinaje


Entrevista publicada en CincoDias (Dic. 2014)

"Hemos pasado de ser la cuarta profesión más demandada de todo el mercado laboral a ser la segunda en 2013, y representamos ya el 3,5% de la oferta de empleo para titulados universitarios”. El presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial (Cogiti), José Antonio Galdón, empieza con este balance una larga conversación sobre los retos que la actuación del Gobierno y la evolución del mercado del trabajo europeo traen para el colectivo que representa, del que forman parte 92.000 profesionales.
Pregunta. ¿Cómo evaluaría la Ley de Servicios Profesionales, si se quedara tal y como está en el anteproyecto?
Respuesta. Al principio era optimista, porque en la memoria de análisis de impacto normativo se intentaban superar barreras anticompetitivas, como la que permite a un ingeniero técnico industrial hacer una nave de unos 4.000 metros cuadrados en un recinto industrial, pero le impide proyectar una nave de uso agrícola de 50. Nosotros apoyaremos siempre medidas que mejoren la competitividad, pero el Ejecutivo debe saber que liberalización no es libertinaje.
P. ¿En qué sentido?
R. Los colegios profesionales perderían el control deontológico sobre sus afiliados. Esto es especialmente evidente en la ingeniería, al haber eliminado el visado de los proyectos. La Administración tampoco vigila. Que todos puedan trabajar me parece bien, pero siguiendo las mismas reglas: estar dado de alta en el impuesto sobre actividades económicas, tener un seguro de responsabilidad civil, estar colegiado y acreditado por el colegio. Ojalá todo esto se recogiera en el anteproyecto. Lo único que hace es separar la edificación de la ingeniería. Asimismo, el Gobierno crea cotos cerrados para profesionales.
P. ¿A qué se refiere?
R. A la interpretación que la Subdirección General de Urbanismo del Ministerio de Fomento da de la Ley de Rehabilitación, Regeneración y Renovación Urbanas. Según este organismo, solo los arquitectos y los arquitectos técnicos pueden redactar el informe de evaluación de edificios, aunque nosotros estemos capacitados para ello.
P. ¿Qué le permite afirmarlo?
R. La lógica. Si puedo diseñar una nave industrial, ¿por qué no puedo elaborar un informe de este tipo? En Lorca, después del terremoto, unos 50 compañeros del colegio de Murcia estuvieron haciéndolo. No nos queda otro remedio que recurrir esta interpretación a los juzgados y a la CNMC.
P. ¿Por qué desde su colegio se oponen a lo que llaman la dualidad de la ingeniería; es decir, la existencia de ingenieros técnicos por una parte y de ingenieros por otra?
R. Sé que un ingeniero técnico industrial ha estudiado tres años y un ingeniero industrial, cinco; no voy a negar nunca que existen distintos niveles académicos. Pero en ningún sitio del mundo exigen un máster para ejercer la profesión, con una carrera de cuatro años o tres es suficiente. Cuando en España se acabe esta nostalgia de distinguir entre ingeniero superior e inferior, daremos un paso de modernidad.
P. ¿Está diciendo que son ustedes los ingenieros de referencia a nivel mundial?
R. Sí, así es en Francia, Irlanda, Italia... ¿Quiere ser España el único país que tenga esta dualidad? Nada, hasta que el cuerpo aguante. Lo que está claro es que los nuestros aquí son inferiores y cuando salen fuera son... normales. Y los que aquí son superiores, en el extranjero no tienen a ninguno por debajo, que es lo que les preocupa. Aun así, hay muchísimos dirigentes de colegios de ingenieros industriales más abiertos que están de acuerdo en la necesidad de homogeneizar el sistema.
P. El Consejo de Ministros aprobó a finales de noviembre un real decreto por el que se establece un procedimiento para la equivalencia de los títulos pre-Bolonia al actual marco académico, el Meces. ¿Cómo lo evalúa?
R. Es una forma de vestir al santo. Ya demostramos en un informe que enviamos a Educación en 2011 que hubo planes de ingenierías técnicas antiguas que, por las horas lectivas que tenían, se corresponden con planes de estudio de grado. Lo que está claro es que un titulado universitario no puede ser equiparado a un nivel de formación profesional, que es lo que los ingenieros querían que hicieran con nosotros.
P. Cuando acabe el procedimiento fijado por el real decreto, posiblemente los titulados en ingeniería técnica industrial, una antigua carrera de tres años, obtendrán la equivalencia con el nivel de grado del Meces, que son cuatro años. ¿Qué le diría a un ingeniero técnico que ya ha hecho el curso de adaptación a grado y que ahora verá a compañeros que no lo han realizado obtener el grado por decreto?
R. Le diría que este real decreto llega tarde y que nosotros venimos denunciando la falta de equivalencia desde 2011. Lo más gracioso es que esta norma se aprueba para favorecer a los profesionales extranjeros con tres años de estudios. Cuando vienen aquí, como ya no existe el título de ingeniero técnico, sin la equiparación no podrían lograr el título de grado. Entonces, ¿a ellos sí que se les homologa y a los españoles se nos negaría? Sería una desfachatez.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

La verdadera función de los Colegios Profesionales

Publicado en la Revista Técnica Industrial (Dic. 2014)

Los colegios profesionales hemos ido evolucionando a lo largo de la historia hasta convertirnos en organizaciones que respaldan la calidad y la seguridad y ofrecen garantías sobre la actuación de los profesionales en la sociedad. Este hecho, unido a los innumerables servicios que ofrecen a los colegiados para cumplir sus objetivos profesionales, hace que nuestras instituciones hayan alcanzado unas cuotas de representatividad y reconocimiento muy altas, a pesar de que con las propuestas de libertinaje, que no de liberalización, que se llevan oyendo desde 2009, se quieren poner en entredicho.
Cabe recordar que los colegios profesionales somos entidades colaboradoras de la Administración para realizar funciones delegadas por la misma, relacionadas con el control deontológico de la profesión y la prestación de las debidas garantías profesionales de los colegiados, todo ello con el fin de ofrecer seguridad jurídica y técnica a los ciudadanos, algo que además de pagar con nuestros impuestos, resulta ser un derecho fundamental.
También hay que dejar muy claro que por las funciones delegadas por la Administración, los colegios no recibimos ni un solo euro y, por lo tanto, estamos ahorrando dinero a las arcas del Estado. Pero ahora, justo en la época en la que solo se habla de “racionalizar la Administración”, y en la que el libertinaje y la pillería profesional están siendo alentados, se están llevando a cabo actuaciones para entorpecer las funciones de los colegios; unas funciones que, por supuesto, la Administración, ni estando sobredimensionada como se dice, es capaz de realizar, lo que significa que los ciudadanos quedamos desprotegidos.
Y ahora más que nunca es cuando se está demostrando con hechos y no con palabras que los colegios profesionales estamos y sabemos estar a la altura de las circunstancias, con nuestros aciertos y errores, por supuesto, pero con la vocación de servicio a la sociedad y a los profesionales como estandarte, y con la misma ilusión que el primer día.
Si tuviésemos que elegir una función primordial y prioritaria para los colegios, esta sería la del empleo, el trabajo de calidad y con las máximas garantías de sus colegiados, porque esta es la mejor forma de servicio a la sociedad y esta es nuestra principal misión. Es decir, sirviendo a nuestros profesionales es como mejor se sirve al conjunto de la población, y esto es precisamente lo que nos ha inspirado a poner en marcha la plataforma Proempleoingenieros junto con otros muchos nuevos servicios, como la Acreditación DPC Ingenieros, la Plataforma de formación online, la Institución de Mediación de Ingenieros, etc.
Para conseguir trabajo, hace falta estudiar, informar, alegar y/o recurrir todas y cada una de las disposiciones legislativas que afectan a nuestra profesión; hace falta potenciar y valorar la figura de los profesionales ante las empresas, los clientes y la sociedad, y hace falta que nosotros demostremos que somos los mejores profesionales.
Desgraciadamente, en este hecho solo colaboramos un 50% de los profesionales, una proporción que viene a ser el número de colegiados respecto al global de titulados, y viene a decirnos que unos pocos trabajamos para todos, lo que no deja de ser una falta de solidaridad por parte de los que no participan y que disfrutan de los logros conseguidos a través de los colegios.
Desde aquí aprovecho para felicitar y agradecer a todos los colegiados que realmente creen y se involucran en los colegios profesionales y hago un llamamiento a todos aquellos que por diversas circunstancias permanecen ajenos a la vida colegial para que participen y se solidaricen con el conjunto, porque esta es la mejor forma de lograr todos los objetivos que nos marquemos, que siempre pasará por la máxima participación.
Los colegios profesionales no son las sedes colegiales ni las juntas de gobierno, sino que somos todos y cada uno de los colegiados que formamos parte de los mismos, y que con nuestras actuaciones diarias contribuimos a formar un conjunto compacto que hace grande a la profesión, la cual a su vez fortalece al colegiado de forma individual, y esta es una de las esencias de los colegios profesionales.
Ahora, iniciamos una nueva etapa en el máximo órgano de representación de la profesión a nivel nacional e internacional, y nuestro principal objetivo será estar a la altura que todos y cada uno de vosotros os merecéis. Trabajaremos sin descanso para que nuestra profesión esté en el lugar que le corresponde por méritos propios y pueda desde allí servir con eficacia a la sociedad, que en definitiva, es nuestra verdadera vocación.

Entrevista sobre la presentación de Proempleoingenieros

Entrevista sobre la presentación de Proempleoingenieros