miércoles, 27 de febrero de 2013

El desarrollo económico basado en la construcción se ha demostrado ficticio

Entrevista publicada en diario de Navarra (Feb. 2013)

"El desarrollo económico basado en la construcción se ha demostrado ficticio"
Pamplona, 27/02/2013.- José Antonio Galdón Ruiz (Barcelona, 1975), presidente de la Ingeniería Técnica Industrial de España (COGITI), accedió al cargo cuando tenía 36 años, precocidad que también demostró cuando se convirtió en decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Murcia con sólo 30 años. Recientemente visitó la sede del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales en Pamplona para presentar un sistema de acreditación profesional que certifica la experiencia y la formación continua de los colegiados, una herramienta que también servirá para mejorar su empleabilidad en el extranjero.
-¿No es un derroche formar ingenieros en España y que se vayan a trabajar a Alemania?
Es cierto, parece que Alemania nos manda aquí a sus jubilados y se llevan para allí a nuestros jóvenes mejor formados. Pero partimos de la base de que para el correcto desarrollo de un ingeniero es preferible que trabaje en su profesión, aunque sea en otro país, a que se quede en España en el paro o empleado en otro puesto de trabajo que no esté relacionada con su formación.
-¿La acreditación es una especie de pasaporte para trabajar en el extranjero?
El sistema de acreditación profesional continuo se está implantando en todas las profesiones. Los colegios de ingenieros técnicos estamos más avanzados en este proceso que otros colectivos. No se trata de un pasaporte para salir al exterior, sino que es un sistema para certificar la experiencia y la formación continua de cada uno de los colegiados. Este sistema viene utilizándose en el mundo anglosajón desde hace muchos años e incluso se exige para trabajar en esos países.
-Luego también es una herramienta para ir a trabajar al extranjero.
Así es. Hemos firmado un acuerdo con el ZAV, el servicio federal de empleo alemán. Ellos creen en este sistema porque les estamos dando una garantía más de calidad a todos los ingenieros que van allí. Aparte, también les servimos como filtro. Con Austria también hemos firmado. En nuestra página web habrá unas 600 ofertas de empleo.
-¿Qué coste tiene?
Los colegiados no están obligados a apuntarse al Sistema de Acreditación Profesional DPC Ingenieros. Para los jóvenes es gratuito y los desempleados lo pueden obtener al 50% de su precio. La acreditación más cara, la de expertise, vale 150 euros y la más barata (junior) son 20 euros.
-¿No necesitamos ingenieros en España para desarrollar un tejido productivo exportador?
Nosotros somos los primeros que estamos defendiendo la reindustrialización de nuestro país, que apostamos para que vengan inversiones. Disponemos de unas infraestructuras magníficas y unos profesionales preparadísimos. Este es un país competitivo en cuanto a salarios. De hecho, ahora están reinvirtiendo en nuestro país muchísimas empresas automovilísticas.
-Si tenemos todo lo necesario, ¿dónde está el problema para despegar económicamente?
El problema más importante es la falta de inversiones. La inestabilidad económica del país no lo hace atractivo para las inversiones y los bancos no se animan a prestar dinero. Además, nuestra industria ha estado muy centrada en las necesidades interiores ligadas al sector de la construcción. Había regiones en las que el 50% del sector industrial se dedicaba a producir para la construcción. Y ahora que es imprescindible exportar para sobrevivir, ¿qué hacemos? Quizá nuestras empresas no han sabido abrirse a un mercado internacional porque no lo necesitaban.

Ahora nos damos cuenta que nuestras compañías tienen que salir y que hay unas oportunidades impresionantes ahí fuera. Creo firmemente en que somos competitivos y que podemos fabricar productos de calidad, pero actualmente se une la incertidumbre del crédito con la situación económica general. No obstante, soy optimista y estoy convencido que podremos darle la vuelta a la situación.
-¿Hemos aprendido algo del error de la burbuja inmobiliaria?
Todo el desarrollo económico que vivimos ligado a la construcción fue ficticio. Los índices de actividad industrial subían en aquella época de forma artificial. Desarrollar ese tipo de industria era mucho más fácil. Ponerse a fabricar puertas y ventanas era un camino muy sencillo porque ya sabías que tenías la producción vendida de antemano. Encima lo hacías sin necesidad de salir al exterior, que es mucho más complicado y nos asusta un poco.
-¿Cuánto tiempo va a costar crear un tejido industrial para dar trabajo a seis millones de parados?
La recuperación no va a ser inmediata, sino progresiva. La gente tiene que ser consciente de ello, pero, al mismo tiempo, hay que ser optimistas para que vuelva el consumo. En la medida en que la gente consuma más, esa demanda requiere producción e industria. Aunque en España hay que reconocer la importancia del turismo o la agricultura, lo cierto es que la industria había quedado abandonada por la pujanza del sector de la construcción, que desvió el rumbo económico del país y ahora hay que enderezarlo. Un sector industrial potente da estabilidad a una nación y eso es precisamente lo que necesitamos. De esta crisis vamos a aprender todos muchísimo.
-¿Podremos llegar al nivel de Alemania?
Costará, pero podemos lograrlo.
-Cambiando de tema, ¿qué opinión tiene el COGITI de la liberalización de los servicios profesionales?
Los arquitectos no están muy contentos. La futura ley de servicios profesionales tiende a eliminar determinadas barreras que no tenían sentido. Un ingeniero técnico industrial puede proyectar, por ejemplo, una nave industrial de 100.000 metros de superficie con tres plantas, dos sótanos y con tres puentes grúa y, luego, no puede hacer una nave de 50 metros cuadrados de uso agrícola. Las atribuciones profesionales se basaban en los usos y no en la complejidad técnica. En ese sentido, es un acierto que se eliminen barreras basadas en el uso y no en los principios técnicos.
-Pero si los ingenieros pueden hacer el trabajo de los arquitectos, ¿para qué enseñar esa disciplina en las universidades?
Un arquitecto siempre tendrá una formación más específica en edificación o en vivienda y un ingeniero también en edificación además de otros temas. Lo que no se puede pretender es hacer compartimentos estancos. Un arquitecto sabrá hacer otras cosas, no sólo edificios. Hoy en día lo que hay que hacer es competir y permitirle a la sociedad que elija el profesional que considere oportuno. Habrá ingenieros que quieran especializarse en edificación y competirán con un arquitecto, ¿por qué no? El mercado pedirá siempre lo mejor y eso no se puede conseguir si, independientemente de si eres bueno o malo en lo tuyo, tienes asegurada una parcela por el mero hecho de obtener una titulación.