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miércoles, 30 de agosto de 2017

Nuestra Profesión no tiene límites

Editorial revista Técnica Industrial nº316-Abril 2017. Nuestra profesión no tiene límites

Por más que algunos se empeñen en tratar de limitar nuestra capacidad de actuación según criterios y normas de hace dos siglos, la realidad muestra que los límites no existen en nuestra profesión y que cada uno de nosotros será capaz de hacer todo aquello que se proponga.
Es cierto que la titulosis que existe en nuestro país puede obstaculizarnos en determinados aspectos de la función pública o, por lo menos, así ocurre con los titulados en ingeniería técnica industrial, pero también lo es que ya se ha dado el sal-to definitivo con los actuales titulados de grado en ingeniería de la rama industrial, que, sin embargo, sí que pueden optar a los máximos niveles de la Administración. No en vano, desde las propias Administraciones que no hacen nada más que dar lecciones de una “competitividad” que no aplican, se siguen poniendo barreras al desarrollo de los profesionales, algo que, por suerte para nuestro desarrollo y economía, no ocurre en el ámbito privado.Resulta que en esta revista podremos ver que hay titulados en ingeniería técnica industrial que están dirigiendo con gran acierto grandes empresas y filiales de multinacionales en nuestro país y que, sin embargo, no podrían ocupar un puesto de director general en un ministerio, algo que para algunos hasta significará un alivio, pero que no deja de ser una restricción propia de países en desarrollo. Sin embargo, este clasismo de las titulaciones, por desgracia para todos, también se está llevando a cabo en algunas de las empresas públicas que como ocurre con la Administración, también pagamos to-dos los españoles con nuestros impuestos.
“OS ANIMO A TRANSFORMARNOS EN INGENIEROS 4.0, LO QUE, ADEMÁS DE ELIMINAR LOS COMPLEJOS Y LAS BARRERAS, NOS PERMITIRÁ AFRONTAR CON SEGURIDAD TODOS NUESTROS DESAFÍOS PROFESIONALES”
Cuando se quiere acotar la selección del mejor candidato entre solo unos pocos, se corre el riesgo de dejar fuera del proceso a profesionales mucho más cualificados y que, por tanto, generarían mucho más valor donde ejerzan su actividad, ya sea en el ámbito privado o público, y esto es algo que a algunos todavía les cuesta entender.
No obstante, si hay algo que me define es que siempre miro las situaciones con optimismo y, por supuesto, me gusta trasladar a todo aquel con el que interacciono, y por ello desde aquí os digo que esta situación está cambiando y va a cambiar, y que debemos hacerlo entre todos. Nuestro mejor argumento va a seguir siendo el trabajo que todos y cada uno de nosotros realizamos día a día, demostrando no solo nuestra capacidad y excelencia profesional, sino nuestro compromiso diario por el desarrollo de nuestra sociedad.
¿Alguien de este país concibe la industria sin la participación de los ingenieros de la rama industrial? ¿Alguien piensa que somos prescindibles? ¿Alguien pone en duda nuestra valía profesional? No, ni lo piensa nadie, ni nadie va a conseguir que lo piensen. Y es a partir de aquí donde tenemos que marcarnos nuestras metas y objetivos profesionales y realizar todo lo que esté en nuestras manos para poder conseguirlos, que si bien no será fácil, también os digo que no es imposible.
Y esto último lo puedo afirmar de forma rotunda simplemente basándome en hechos reales y tangibles que todos vosotros vais a poder contrastar en el interior de esta revista, en la que comprobareis no solo que no tenemos cotas, sino que somos un referente profesional tanto en nuestro país como en el resto del mundo.
Y está muy claro que ni todas las personas ni todos los ingenieros somos iguales. Por eso, cada uno de nosotros deberá destacar del resto potenciando sus cualidades y los conocimientos adquiridos para competir de forma sana con el resto de profesionales, lo que significará precisamente el éxito de una sociedad moderna y desarrollada.
Tenemos ante nosotros el reto de protagonizar nuevamente lo que algunos llaman la cuarta revolución industrial, la de la industria conectada o 4.0, y no cabe duda alguna de que nuestro papel es y va a ser fundamental para llevarla a cabo, así que solo nos hace falta creer en nuestras posibilidades, que son infinitas, y tener la oportunidad de aplicarlas, que es para lo que tenemos que trabajar. Por tanto, y aprovechando el cambio de modelo productivo de la industria 4.0, os animo a transformarnos en ingenieros 4.0, lo que, además de eliminar los complejos y barreras, nos permitirá afrontar con seguridad todos nuestros desafíos profesionales sin temor a la competitividad en la que somos expertos.
José Antonio Galdón Ruiz
Presidente del Consejo General de Graduados en Ingeniería rama industrial e Ingenieros Técnicos Industriales de España

miércoles, 10 de diciembre de 2014

La verdadera función de los Colegios Profesionales

Publicado en la Revista Técnica Industrial (Dic. 2014)

Los colegios profesionales hemos ido evolucionando a lo largo de la historia hasta convertirnos en organizaciones que respaldan la calidad y la seguridad y ofrecen garantías sobre la actuación de los profesionales en la sociedad. Este hecho, unido a los innumerables servicios que ofrecen a los colegiados para cumplir sus objetivos profesionales, hace que nuestras instituciones hayan alcanzado unas cuotas de representatividad y reconocimiento muy altas, a pesar de que con las propuestas de libertinaje, que no de liberalización, que se llevan oyendo desde 2009, se quieren poner en entredicho.
Cabe recordar que los colegios profesionales somos entidades colaboradoras de la Administración para realizar funciones delegadas por la misma, relacionadas con el control deontológico de la profesión y la prestación de las debidas garantías profesionales de los colegiados, todo ello con el fin de ofrecer seguridad jurídica y técnica a los ciudadanos, algo que además de pagar con nuestros impuestos, resulta ser un derecho fundamental.
También hay que dejar muy claro que por las funciones delegadas por la Administración, los colegios no recibimos ni un solo euro y, por lo tanto, estamos ahorrando dinero a las arcas del Estado. Pero ahora, justo en la época en la que solo se habla de “racionalizar la Administración”, y en la que el libertinaje y la pillería profesional están siendo alentados, se están llevando a cabo actuaciones para entorpecer las funciones de los colegios; unas funciones que, por supuesto, la Administración, ni estando sobredimensionada como se dice, es capaz de realizar, lo que significa que los ciudadanos quedamos desprotegidos.
Y ahora más que nunca es cuando se está demostrando con hechos y no con palabras que los colegios profesionales estamos y sabemos estar a la altura de las circunstancias, con nuestros aciertos y errores, por supuesto, pero con la vocación de servicio a la sociedad y a los profesionales como estandarte, y con la misma ilusión que el primer día.
Si tuviésemos que elegir una función primordial y prioritaria para los colegios, esta sería la del empleo, el trabajo de calidad y con las máximas garantías de sus colegiados, porque esta es la mejor forma de servicio a la sociedad y esta es nuestra principal misión. Es decir, sirviendo a nuestros profesionales es como mejor se sirve al conjunto de la población, y esto es precisamente lo que nos ha inspirado a poner en marcha la plataforma Proempleoingenieros junto con otros muchos nuevos servicios, como la Acreditación DPC Ingenieros, la Plataforma de formación online, la Institución de Mediación de Ingenieros, etc.
Para conseguir trabajo, hace falta estudiar, informar, alegar y/o recurrir todas y cada una de las disposiciones legislativas que afectan a nuestra profesión; hace falta potenciar y valorar la figura de los profesionales ante las empresas, los clientes y la sociedad, y hace falta que nosotros demostremos que somos los mejores profesionales.
Desgraciadamente, en este hecho solo colaboramos un 50% de los profesionales, una proporción que viene a ser el número de colegiados respecto al global de titulados, y viene a decirnos que unos pocos trabajamos para todos, lo que no deja de ser una falta de solidaridad por parte de los que no participan y que disfrutan de los logros conseguidos a través de los colegios.
Desde aquí aprovecho para felicitar y agradecer a todos los colegiados que realmente creen y se involucran en los colegios profesionales y hago un llamamiento a todos aquellos que por diversas circunstancias permanecen ajenos a la vida colegial para que participen y se solidaricen con el conjunto, porque esta es la mejor forma de lograr todos los objetivos que nos marquemos, que siempre pasará por la máxima participación.
Los colegios profesionales no son las sedes colegiales ni las juntas de gobierno, sino que somos todos y cada uno de los colegiados que formamos parte de los mismos, y que con nuestras actuaciones diarias contribuimos a formar un conjunto compacto que hace grande a la profesión, la cual a su vez fortalece al colegiado de forma individual, y esta es una de las esencias de los colegios profesionales.
Ahora, iniciamos una nueva etapa en el máximo órgano de representación de la profesión a nivel nacional e internacional, y nuestro principal objetivo será estar a la altura que todos y cada uno de vosotros os merecéis. Trabajaremos sin descanso para que nuestra profesión esté en el lugar que le corresponde por méritos propios y pueda desde allí servir con eficacia a la sociedad, que en definitiva, es nuestra verdadera vocación.

Entrevista sobre la presentación de Proempleoingenieros

Entrevista sobre la presentación de Proempleoingenieros



martes, 9 de septiembre de 2014

En busca de consenso en la Educación Universitaria

Artículo de opinión publicado en La Opinión de Murcia y Diario Crítico (Sept. 2014)

Desde que se implantó la Democracia en este querido país, hemos tenido 7 Leyes de Educación, y otras tantas decenas de Reales Decretos, modificando o alterando el sistema educativo, lo que nos ha llevado, como no podía ser de otra forma, a estar en el pelotón de cola.

En cuanto al Sistema Universitario, se realizó la "gran reforma" para adaptarnos al Espacio Europeo de Educación Superior en el año 2007, y que hasta el año 2010 no entró en vigor en su totalidad, encontrándonos en la actualidad con los primeros titulados fruto de esa reforma y con la maquinaria universitaria totalmente engrasada, funcionando y mejorando el nuevo modelo.

Pues bien, ahora se le ocurre al Ministro Wert la feliz idea de modificar nuevamente el sistema Universitario, para que de esta forma las Universidades no puedan centrarse en formar debidamente a los alumnos, y tengan que estar trabajando en modificar planes de estudio, reubicar a profesores, conseguir las nuevas acreditaciones de ANECA, etc..., es decir, justo lo contrario de lo que realmente necesitamos.

Entiendo perfectamente que el actual modelo Universitario pueda necesitar mejoras, pero la reforma que precisamente pretende introducir el Ministro, viene a agravar el principal problema de la Educación Superior en España, que es precisamente la enorme confusión que está generando en la sociedad, empleadores y alumnos, el desorbitado y caótico número de titulaciones tanto de Grado como de Máster existentes y que no logran identificar correctamente al titulado.

Ahora, además se pretenden introducir duraciones diferentes en los títulos, de tal forma que las Universidades tengan libertad para implantar Grados de 3 años o de 4 años de duración, y Máster de 1 o 2 años de duración, lo que va a significar una confusión aún mayor, y que en nada va a ayudar a fomentar la empleabilidad de los jóvenes universitarios, sino que generará más asimetrías entre los titulados, y de estos con los del resto del mundo, para facilitar, y lo digo con ironía, la correcta movilidad de nuestros profesionales.

Cuando se promulgó el R.D. 1393/2007 por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales, se realizó un estudio a fondo de la situación de los estudios universitarios en Europa y en el resto del mundo, y fruto del mismo se optó por una duración de los Grados de 4 años (240 ECTS) y Máster de 1 o 2 años (60-120 ECTS), por ser la opción mayoritaria en el resto de países de ámbito mundial. 

No obstante, también es cierto, que mientras que en EEUU, América latina, Asia, etc... los Grados (Bachelor) son de 4 años, en Europa son más los países que han optado por Grados de 3 años; pero tampoco es menos cierto que la mayoría de países europeos con Grados de 3 años, comienzan sus estudios universitarios a los 19 años, por lo que se equiparan con los nuestros en la edad de finalización de los estudios a los 22 años. Y lo que también es cierto es que los países con Grados de 3 años, están replanteándose adaptarlos al orden mundial y pasar a los 4 años de duración.

Como pueden ver, el Sistema Educativo Español, se debería estudiar en su conjunto, y no de forma separada, teniendo en cuenta los diferentes niveles de formación (primaria, secundaria, bachillerato, formación profesional, universitaria), para conseguir los objetivos deseados, y todo ello sin olvidar las enormes afecciones que tiene sobre el empleo de los jóvenes españoles.

Si analizamos los datos comparativos sobre las diferencias existentes tanto en la duración del bachillerato, como de los Grados (Bachelor) universitarios de los diferentes países europeos, podemos observar que coinciden casi todos en la edad de finalización de los mismos a los 22 años, lo que nos sitúa en una situación coherente en Europa y totalmente coincidente con el orden mundial, y es aquí donde no logramos entender el porqué de esta modificación que se quiere introducir desde el Ministerio, que suponemos tendrá sus argumentos.

Desde aquí solo le pido al Sr. Ministro una reflexión profunda al respecto, y una interlocución con los agentes sociales y corporaciones profesionales, pero lo más importante que le pido es "RESPONSABILIDAD" para con la sociedad a la que sirve, y le invito a consensuar un Gran Pacto de Estado que posibilite la estabilidad que la Educación española requiere, y nos aleje de los improductivos vaivenes educativos a los que desgraciadamente estamos acostumbrados.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Las inversiones y el capital humano volverán al país

Entrevista publicada en Diario de Avisos (Nov. 2012)

José Antonio Galdón Ruiz, presidente del Consejo General de Ingeniería Técnica Industrial, visitó recientemente la sede colegial de Santa Cruz de Tenerife, con el objetivo de dar a conocer el nuevo Sistema de Acreditación DPC de Ingeniería, dentro de las Jornadas de Difusión de la Ingeniería Técnica Industrial. En este marco, Galdón Ruiz explicó algunos aspectos relacionados con la situación de la profesión dentro del entorno socioeconómico actual y otros vinculados a la adaptación de la profesión de ingeniero técnico industrial a la nueva normativa impuesta por el plan de Bolonia.

-¿Cómo está afectando la crisis a esta profesión?

"Nosotros hemos pasado de un paro meramente testimonial, de mejora de empleo, en torno al 2,5%, a la media que tenemos ahora, del 13%. Lo que sucede es que en nuestro país no se está generando empleo para los ingenieros y resulta que estamos muy solicitados en el exterior. Pienso que es mejor que cualquier ingeniero trabaje fuera como ingeniero antes que en España realizando labores que no son la suyas propias. Nosotros estamos totalmente convencidos de que el sector industrial de un país es el indicativo y la base del crecimiento económico. Ahora mismo es demostrable que los países que están más industrializados son los que están superando mejor la crisis".

-¿Cuál es la situación en España?

"Estoy convencido de que España tiene unas magníficas infraestructuras, unos magníficos profesionales..., pero seis millones de parados, el 50% gente joven. España es un país muy competitivo, en el que se trabaja muchas más horas que en el resto de Europa y en el que se cobran los sueldos más bajos de muchos países europeos. Con esta situación, me pregunto por qué no somos capaces de atraer polos industriales y de innovación, o bien que desde aquí los propios ingenieros puedan trabajar para industrias de otros países. En este aspecto, estamos reivindicando que, en la medida de las posibilidades, se sientan las bases y el clima adecuado para favorecer esa inversión. Sabemos que ahora mismo la situación económica parece que no invita mucho a que se invierta en este país, aunque estamos convencidos de que eso cambiará y de que volverán las inversiones a España para que realmente podamos recuperar todo ese capital humano que se nos ha ido".

-¿Cómo están considerados los ingenieros fuera del territorio español?

"Magníficamente, y me atrevería a decir que mejor que aquí. En nuestra página web tenemos cerca de 500 ofertas de empleo de las que casi 400 son para el extranjero. Tenemos el déficit de que nuestro sistema educativo carece de enseñanza de idiomas y esto es algo que llevamos arrastrando muchísimo tiempo. Entendemos que no es la universidad el sitio donde se deben aprender los idiomas, sino que se tienen que aprender muchísimo antes, en la educación primaria y secundaria. Cuando uno acude a estudios universitarios, tiene que estar preparado para estudiar en cualquier otro idioma".

-¿Cuáles son los campos con más futuro para los técnicos industriales?

"Si hablamos del futuro más inmediato, el sector energético, de generación de energías renovables y de certificación energética, aunque realmente me gustaría que fuera en el campo industrial, que es realmente el nuestro. Actualmente estamos trabajando sobre todo en el modelo de emprendedores. Hemos creado un premio a través de la Fundación Técnica Industrial en el que premiamos no la idea emprendedora sino su puesta en marcha. Desde todos los colegios también intentamos favorecer ideas emprendedoras para que los compañeros sean autogeneradores de empleo, no solo el suyo, sino del resto de profesionales".

-¿En qué consiste el Sistema de Acreditación DPC para Ingenieros Técnicos Industriales que da a conocer por las sedes colegiales?

"Se trata de reconocer la experiencia y la formación continua, en este caso de los ingenieros técnicos industriales. De este modo, estamos cumpliendo con las premisas que vienen de las directivas europeas basadas en el reconocimiento de competencias adquiridas a lo largo de la vida y fuera de la formación formal que se recibe en la universidad. De hecho, es la propia Comisión Europea la que impulsa esta serie de medidas. Con el desarrollo profesional continuo se trata de influir en tres factores fundamentales: facilitar la movilidad, la competitividad y la empleabilidad".

-¿Cuándo entró en vigor este sistema de acreditación y qué aceptación tiene?

"El sistema lleva implantándose desde mayo de este año y se va estableciendo paulatinamente en todos los colegios conforme estos van desarrollando sus mesas de acreditación. Su acogida está siendo magnífica, puesto que, además de los numerosos compañeros interesados en él, son muchas otras las profesiones que están realizando sistemas similares. Además, nuestros profesionales están viendo que, gracias a la acreditación DPC, en este momento contamos con más de 500 ofertas de empleo específicas debido a que una de las virtudes de este sistema es que otorga un currículo certificado, veraz, que es muy útil para los empleadores y que facilita muchísimo la empleabilidad de nuestros compañeros".

-¿Qué valoración le merece el curso de adaptación al grado que han de realizar los profesionales?

"Ojalá existiesen criterios definidos y uniformes en todo el país sobre este asunto. Cada universidad está adoptando una serie de criterios que no coinciden en todos los centros universitarios. De hecho, el mismo curso de adaptación que un ingeniero tiene que cursar para ser graduado va desde 106 hasta 28 créditos, según las distintas comunidades e incluso según distintas universidades dentro de la misma región. Lo que hemos notado es que el legislador ha dejado un vacío a través del Decreto 861/2010, en el que se indica que las universidades podrán reconocer la experiencia profesional. Al decir podrán, cada universidad realmente hace lo que quiere".

-¿Qué les diría a los colegiados?

"Me gustaría mandar un mensaje de optimismo porque estoy seguro de que vamos a salir de esta situación económica en la que nos encontramos".

martes, 26 de junio de 2012

Entrevista en Onda Cadiz TV (Junio 2012)

Entrevista en Onda Cádiz TV, junto al Presidente del Consejo Andaluz y el Secretario del COGITI, sobre todos los temas de actualidad de la Ingeniería Técnica Industrial.                                                                                              

viernes, 12 de agosto de 2011

La ingeniería técnica industrial se mantiene, pese a la crisis, entre las más demandadas

Entrevista publicada en la Nueva España (Agost. 2011)



Desde su acceso al cargo de presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial, el pasado mes de marzo, José Antonio Galdón no ha hecho más que reclamar, junto a su equipo, lo que considera «es de justicia» para la profesión. Por un lado, es partidario del reconocimiento automático del título de grado a los ingenieros técnicos industriales en ejercicio y, por otro, promueve toda una serie de acciones encaminadas a poner en valor una titulación universitaria que, a su juicio, está resistiendo mejor la crisis que otros sectores. Ayer participó en Gijón en los encuentros de los ingenieros técnicos industriales que se celebran en la Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA).


-¿Está de acuerdo con el curso de adaptación al grado que se ha planteado para los profesionales de la ingeniería técnica?



-Ahora mismo es un disparate total la gran variedad de criterios que están utilizando las universidades para una misma profesión. En todo el territorio nacional hay diferentes pautas, desde los cursos de adaptación de 36 créditos más 12 de proyecto fin de grado hasta escuelas donde se ha programado con 96 créditos. Nosotros estamos pidiendo que haya una sintonía total en todas las escuelas y el reconocimiento de la experiencia profesional. No puede ser que un ingeniero técnico industrial de Murcia sea totalmente diferente del de Gijón.



-¿Tiene sentido que un ingeniero técnico con una trayectoria profesional reconocida vuelva a pasar por la Universidad?



-Nosotros proponemos que la obtención del título de grado sea por el reconocimiento de una experiencia profesional de 3 a 5 años. Creemos que es tiempo suficiente y ahí hay sentencias europeas que lo avalan porque lo que buscamos es la eficacia de los ingenieros. Si tienen que añadir un curso más a la formación que ya tienen es mejor que empleen ese tiempo y esos recursos en un máster o en un curso más específico para su desarrollo profesional. Ése es otro de los principios de ineficacia del sistema. Y luego tenemos el problema de que las universidades públicas no pueden absorber ahora mismo la demanda que hay para los cursos de adaptación al grado.



-¿Se han desbordado las matrículas?



-Exacto. Nosotros estamos hablando que las universidades públicas no cubren ni el 5% de la demanda. Para los ingenieros técnicos, que destacamos por la formación continua y la visión de futuro, no es admisible que se nos obligue a cursar 96 créditos, con cerca de año y medio de formación.



-¿Qué solución proponen?



-A través del Grupo parlamentario Popular se presentará una proposición no de ley en el Congreso en la que se pide una especie de proceso de transición que permita a través de una experiencia profesional de tres a cinco años el reconocimiento automático del título de grado. No podemos estar limitados a la libertad de criterio de cada Universidad. Y queremos que los grupos políticos se retraten para ver si coinciden o no con nuestra demanda.



-A la vista de lo expuesto, parece que «Bolonia» ha sido el gran fracaso para la ingeniería técnica industrial.



-No en su totalidad porque para nosotros representa algo bueno: la desaparición de los dos niveles existentes hasta ahora en la ingeniería; pero estamos en desacuerdo en la forma en que se está llevando a cabo el cambio, por la disparidad de criterios y diferencias en su aplicación. En realidad, «Bolonia» es un proceso positivo porque abre puertas a Europa.



-Tanto que ahora sus ingenieros que están marchando a Alemania.



-Nos hemos reunido con el director de la Cámara de Comercio de Alemania para ver la manera de colaborar, pero no sólo en el sentido de que nuestros ingenieros vayan allí sino que las empresas alemanas también vengan a España. En una encuesta que enviamos a los colegiados se detectó que del 10 por ciento de parados que existe en la ingeniería técnica industrial, un tercio estaría interesado en irse a Alemania. Para ello, un problema bastante serio que tenemos es el del idioma. Y eso es importante porque en Alemania el perfil más demandado es el de ingeniero técnico industrial.



-¿Qué alternativas encuentran los ingenieros que optan por salir al extranjero?



-En España carecemos de centros de investigación y desarrollo y nuevas tecnologías y queremos que nuestros titulados puedan encontrar también aquí una salida laboral. No queremos únicamente que se desplacen fuera. Es bueno que salgan al exterior. De hecho, hemos lanzado encuestas para que la Cámara de Comercio Alemana nos traslade las ofertas que hay en ese país y ver qué formación necesitan los ingenieros para irse. Para la ingeniería, Alemania es la referencia tecnológica y un ejemplo de pragmatismo en su funcionamiento. Por eso, representa el espejo en el que mirarnos.



-¿El hecho de que se haya impuesto grados especialistas y másteres generalistas les perjudica?



-Toda la oferta profesional es de un ingeniero multidisciplinar. La industria española es pequeña y precisa de ingenieros generalistas que sepan de todo. Tenemos constatado que un 62% de nuestros titulados acaba trabajando en otra especialidad que no es la suya. Al final estamos destrozando ese recurso al hacer grados especialistas. La lógica no es ésa. Para otras cosas estarían los másteres.



-¿Cómo está respondiendo la profesión a la situación económica actual?



-La nuestra sigue siendo una de las titulaciones más demandas del mercado laboral. Además, hemos detectado que el ingreso de alumnos de grado ha crecido porque se han dado cuenta de que tienen muchas salidas profesionales. Dentro de lo malo, nuestros datos de desempleo son relativamente buenos: de un paro testimonial en torno al 2,5% hemos pasado a un 8% o un 9% en la actualidad.



-¿Qué proyectos tienen en marcha desde la nueva junta directiva del Consejo?



-Estamos trabajando en un sistema de acreditación profesional que recoja la experiencia laboral y formación continua de nuestros titulados, para que se les reconozca su preparación y la sociedad pueda disponer de los mejores profesionales.



-¿Cómo ha afectado la supresión del visado obligatorio a los colegios profesionales?



-A causa de la crisis estamos detectando que se registran menos visados y también problemas de intrusismo y mala praxis, con falsificaciones de firmas en algunos proyectos, poniendo en peligro a la sociedad y al usuario. Para ello estamos adoptando medidas para que desde la Administración se puedan detectar éstas y otras incidencias.



-¿Cuál es el impacto de la Transposición de la Directiva de Servicios sobre las profesiones colegiadas?



-Si nos quitaran la colegiación obligatoria, que está pendiente de confirmar, perderíamos la representación profesional que tenemos los ingenieros técnicos industriales y también el carácter proteccionista que los colegios tienen sobre los titulados y la sociedad en general.

José Antonio Galdón Ruiz


Murciano de 36 años, José Antonio Galdón accedió el pasado mes de marzo al cargo de presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial (COGITI), una entidad que representa a 93.000 profesionales en toda España. Galdón es el ingeniero técnico industrial más joven en este puesto. Desde 2007 y hasta su elección como presidente del Consejo era decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Murcia. Antes había sido funcionario en el Ayuntamiento de Yecla.

miércoles, 10 de agosto de 2011

La experiencia es un grado


Publicado en la Revista Técnica Industrial (Agosto 2011)

Todos hemos escuchado las expresiones que dicen “la experiencia es un grado” o “sabe más el demonio por viejo que por demonio”, y ninguna de las dos es fruto de la casualidad, sino que forman parte de la gran sabiduría popular que, a lo largo del tiempo, ha formulado dichas sentencias a partir del funcionamiento de nuestra sociedad.
Pero el valor de la experiencia no solo es sabiduría popular, sino que está presente en numerosos aspectos de nuestra vida cotidiana y laboral. Así, durante el primer año tras haber obtenido el permiso de circulación, hay que llevar la “L” de conductor novel y cumplir determinadas restricciones; en las ofertas de empleo se valora la experiencia profesional, a veces de forma excluyente; en los diferentes trabajos se incrementa el salario en función de los trienios o quinquenios, y así un largo etcétera de ejemplos en los que se valora la experiencia. Y esta experiencia no solo es reconocida en el ámbito profesional, sino que confiere además valores de índole social, por cuanto aporta de conocimientos y sabiduría a quienes la poseen.
El título de este artículo también puede trasladarse a la situación actual que estamos viviendo los ingenieros técnicos industriales, y para ello es preciso introducir de forma muy breve el proceso de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior y su implantación en nuestro país. El Real Decreto 1393/2007 es el resultado de todo el proceso de armonización de estudios universitarios en Europa, iniciado en 1999 con la Declaración de Bolonia y que trae consigo una nueva estructura de títulos universitarios, en la cual se establecen tres nuevos niveles, que son grado, máster y doctorado.
Al mismo tiempo, establece de forma muy clara que los grados han de ser titulaciones de 4 años y 240 créditos ECTS y formación generalista; los máster, una duración entre 60 y 120 créditos ECTS y muy especializados en una o varias materias, y los doctorados similares a los actuales con pequeños matices.
Una vez estructurado el sistema universitario, y sin realizar la correspondiente reforma en el sistema profesional, se liga el título académico de graduado a la profesión de ingeniero técnico y el de máster a la de ingeniero. Queda también muy claro que la titulación de referencia para el ejercicio profesional es la de graduado, y que, por supuesto, coincide con el resto de profesiones de nuestro país y de toda Europa.
A partir de aquí, el Gobierno pensaba que tenía resuelto el problema, por lo menos de forma provisional, pero no contaba con el inconformismo y la visión de futuro de nuestro colectivo, que con buen criterio y quizás también obligado por las diferentes disposiciones legales que limitan el acceso a determinados puestos de trabajo a los titulados de grado, quiere obtener la nueva titulación académica. Y es que, para acceder al grupo A1 de la función pública es imprescindible la titulación de graduado, para poder acceder al cuerpo de educación secundaria en materias diferentes a las tecnologías se exige el título de graduado, para moverse libremente por Europa sin problemas es casi imprescindible el título de graduado, y así un largo etcétera de ventajas. Todo ello, por supuesto, nos hace pensar que la nueva titulación nos incorpora al mercado de trabajo de referencia y de futuro, y no debemos perder este tren.
Ahora bien, para subirnos a este tren y obtener la titulación de Graduado en Ingeniería, estamos encontrando numerosas dificultades, propiciadas por la falta de plazas en las universidades públicas y por la gran disparidad de criterios, tanto en los contenidos académicos (desde 24 ECTS+TFG a 78 ECTS+TFG) como en el reconocimiento de la experiencia profesional (de 0 a 36 créditos ECTS), lo cual nos lleva a un total desconcierto.
He aquí el momento de buscar solución al problema y sobre todo de aplicar la lógica de la experiencia y los criterios que a su vez nos vienen impuestos desde la propia Europa a través de la directiva 2005/36. Y es que, la experiencia adquirida en nuestros respectivos campos profesionales ha de tener el adecuado reconocimiento académico, y máxime en este momento de transición en el que se hace más necesario, si cabe, el facilitar la incorporación de los titulados actuales al futuro, y evitar de esta forma el elevado coste social que ello conlleva. Pero es más, desde la responsabilidad y la coherencia, hemos de facilitar que nuestros compañeros puedan dedicar sus recursos a la realización de aquellos máster o cursos de formación que realmente les sean útiles para su desarrollo profesional o para satisfacer sus inquietudes académicas, y contribuir de esta forma a tener una sociedad mas eficiente y funcional que, entre otras cosas, es lo que nuestro país necesita.
Con el deseo y la convicción de que nuestra experiencia se convierta en un grado, os animo a seguir trabajando con la profesionalidad y el ingenio que define nuestra profesión y que hace fuerte a nuestro colectivo. Que la experiencia os guíe.

lunes, 18 de julio de 2011

El Colegio Profesional no ha de ser un coto cerrado


Entrevista publicada en CincoDias (Julio 2011)

Murciano de 36 años, desde marzo preside el consejo que agrupa a los colegios de ingenieros técnicos industriales, que suma 93.000 profesionales. Una de sus prioridades es lograr que a los ingenieros técnicos con experiencia se les reconozca el título de grado en ingeniería automáticamente.
¿En qué punto están las negociaciones con los grupos políticos?
En principio, la propuesta de proposición no de ley la vio con buenos ojos el PP y la quieren presentar ellos. Hay gran demanda social de ingenieros técnicos industriales que quieren acceder por la pasarela al grado. La universidad pública no tiene medios para hacer esos cursos pasarela entre el ingeniero técnico y el grado. Como ejemplo, en Valencia hay 2.700 profesionales interesados y la Politécnica ofrece 110 plazas. Necesitaríamos 26 años.
¿Y en las privadas?
Tienen mucha más agilidad y autonomía a la hora de organizar estos cursos y lo han visto como una oportunidad de negocio importantísima. Están haciendo pasarelas más asequibles para ingenieros que están trabajando, pero cobran matrículas abusivas. Si somos españoles y pagamos impuestos para la universidad pública, ¿por qué tenemos que recurrir a la privada?
¿Ve algo positivo en el Plan Bolonia?
Sí, que nos abre las puertas a toda Europa. No estamos de acuerdo en cómo se ha hecho la transposición en las ingenierías. Las ingenierías de grado han de ser generalistas y los másteres, especialistas. Pero aquí, para mantener la estructura anterior de ingenieros técnicos y de segundo ciclo, se ha hecho al revés.
Muchos ingenieros se van al extranjero. ¿Es inevitable?
Algo inevitable y si me apura, necesario. Si aquí trabajan de camareros prefiero que salgan para desarrollarse profesionalmente. Habrá algunos que volverán y otros no. Me voy a reunir con el director de la Cámara de Comercio Alemana para que nos traslade las ofertas que hay en ese país y ver qué formación necesitan los ingenieros para irse. Sobre todo, lingüística, donde somos muy deficitarios.
¿Se han generado demasiadas expectativas con Alemania? ¿Ve el idioma como una barrera?
Muchas empresas nos dicen que es mucho más importante el perfil que el idioma. De hecho, cuando llegan los ingenieros los apuntan a clases de alemán para que lo aprendan en seis meses. El idioma es la gran barrera de los ingenieros para salir fuera. En Alemania estamos muy valorados porque la formación técnica es de primera.
¿Hay visos de mejora del empleo en España?
No, la perspectiva es delicada. Dentro de los pocos sectores con demanda de empleo están las energías renovables y la eficiencia energética.
¿Cree que los colegios tienen que cambiar?
Por supuesto. Hemos vivido en una época en la que todo funcionaba, todo rodaba. Y una institución de este tipo es reacia a los cambios, pero hay que verlos de forma positiva porque los colegiados ya no son los de antes. Si los colegios no se adaptan a las nuevas circunstancias no van a tener credibilidad. Hay que dar otros servicios, como la acreditación profesional, convenios que faciliten condiciones ventajosas a los colegiados, mayor formación o comunicación. Hay que fomentar la participación de los colegiados en la toma de decisiones, en la presentación de propuestas, los colegios no tienen que ser cotos cerrados.

Contra los ingenieros de dos clases

¿Se da por descartada ya definitivamente la Ley de Servicios Profesionales?
Al no tener consenso parlamentario, el Gobierno la ha dejado sobre la mesa. Tenemos próximas unas elecciones. Habida cuenta de la fuerte oposición en algunos colectivos, no han querido desgastarse más. Si no viene esta ley, vendrá otra para solucionar las profesiones reguladas que tenemos en España. No estábamos de acuerdo con la colegiación no obligatoria (que proponía el borrador). Desde que entró en vigor la Ley âmnibus, que elimina el visado para muchos proyectos, sabemos de casos de falsificación de visados, intrusismo... Si no se exige la colegiación, sería mucho peor porque el cliente estaría indefenso. Pero el borrador de la Ley de Servicios Profesionales eliminaba las diferencias entre ingeniero técnico y de segundo ciclo. Esa es una reivindicación que le hemos hecho a los Gobiernos. Es rancio que haya ingenieros de primera y segunda. Ahora esto con los grados cambia por completo. Ahí la ley acertaba, otra cosa es que se eliminen las barreras horizontales dentro de la ingeniería. Eliminar las barreras horizontales, el visado y la colegiación es un disparate si se hacen las tres cosas juntas. Nuestra posición ante la ley era positiva con matices, pero se estaba pasando de un sistema muy controlado con la Ley âmnibus, en la que estaba todo muy vigilado, muy regulado y con mucha protección al ciudadano, a la desprotección total.
¿Qué efectos ha tenido la desaparición del visado?
Los colegiados siguen visando pero se está notando que siempre hay algunos que hace proyectos sin seguro, casos de falsificación de firmas de compañeros y se están falsificando visados en los colegios profesionales.