sábado, 29 de noviembre de 2014

Pregón Fiestas de la Virgen de Yecla (29-11-2014)


Pincha aquí para ver el Video del Santuario del Castillo de Yecla realizado mediante tecnología de escaneado láser 3D

La visita virtual al Santurario será incorporada en breve, en la web de la Asociación de Mayordomos de Yecla.




Pregón Fiestas de la Virgen de Yecla (año 2014)

"372 AÑOS COMPARTIENDO 15 VALORES" 

La vida nos depara momentos muy especiales, y créanme que este lo es, y mucho para mí. Estoy realmente nervioso, y al mismo tiempo entusiasmado por estar hoy aquí, en este bello teatro, con mis paisanos, la gente que quiero, y bajo el manto, invisible pero efectivo, de nuestra Virgen, “Maria Inmaculada” la que nunca nos falla.

El día que Jose Francisco me ofreció el alto honor de pregonar nuestras Fiestas, tuve una respuesta totalmente impulsiva e irreflexiva, y casi diría, que impropia de mi persona, pues acepté sin dudar ni un segundo. Y como es normal, la reflexión y la preocupación vino después.

No he sentido miedo, pero si mucho respeto por poder estar a la altura que Yecla, sus gentes, su Fiesta y su Patrona se merecen, y esta ha sido y sigue siendo mi preocupación a esta altura de mi intervención.

He de confesar que es la primera vez que realizo un Pregón, pero también han de saber que estoy muy familiarizado con lo que podría considerarse el centro del mismo, que sería, el anunciar las Fiestas de la Virgen del Castillo.

Y es que han sido innumerables las ocasiones en las que por supuesto, en privado y en voz baja, he explicado en qué consisten nuestras Fiestas, nuestra ciudad y nuestra cultura, y créanme, que aunque no por mis grandes dotes comunicativas y sí por lo especiales de las mismas, son muchas las personas, que de una u otra forma han acabado admirando las realidades de nuestro pueblo. 

Pero un pregón dirigido hacia mis paisanos tiene que tener algo más, y tiene que transmitir y dejar un mensaje en quienes lo escuchan, y ese será mi principal objetivo, además de no aburrir, ni extenderme en exceso, que casi siempre suele ser malo.

Pero si hay algún exceso que no resulta perjudicial, este es el exceso de gratitud, y es precisamente lo que siento yo por Yecla y su ciudadanía. Y es que ha sido en esta tierra y con ustedes y con vosotros, donde se han forjado mi carácter, y mis sentimientos.

Aquí tengo mis amigos, los mismos que están hoy acompañándome, como siempre lo han hecho cuando los he necesitado, aquí comencé mis estudios y comencé mi trayectoria profesional, aquí tengo a mis compañeros de trabajo del Ayuntamiento, y aquí conocí hace más de 12 años, a la mujer de mi vida, a Úrsula.

Pero claro, el que yo haya tenido la enorme fortuna de criarme en Yecla, se lo debo a mis padres, ellos son los que tuvieron la visión y la providencia divina de su lado, para que llegásemos a esta tierra cuando solo contaba con dos meses de vida. Ellos han sido los que han sacrificado, pero sin renunciar, a sus raíces de Santisteban del Puerto (Jaén), para que nosotros, mi hermano Alfonso, y mis hermanas gemelas Ascen y Seve, pudiésemos tener las nuestras aquí, y ellos han sido, los que nos han educado en la Fe Cristiana y sus valores, y por supuesto, a los que les debemos todo lo que tenemos.

Como pueden ver, soy una persona muy afortunada, aunque no por ello exenta de problemas y sufrimiento, pero como tal, intento afrontar siempre la vida, con optimismo y positividad, aunque a veces, no resulte nada fácil, como entiendo también les ocurrirá a muchos ustedes.

Pero hoy, tengo que pregonar las Fiestas en “mayúscula”, las Fiestas de nuestra Santa Madre, las Fiestas de Maria  Inmaculada y con solo nombrarla se me inunda el corazón de “Esperanza” la que deseo inunde los suyos al término de esta alocución.

Sras. y Sres. Nuestro Papa Francisco en su primera Misa del año 2014 nos mandó un mensaje muy claro: Fuerza, Coraje y Esperanza, y esto es lo que tenemos que interiorizar todos, para afrontar el presente con la mirada puesta, en el éxito del futuro.


Y para ello, quiero reivindicar hoy aquí los valores que tenemos los yeclanos, los valores que nos han hecho superar todas las dificultades, y los valores que nos permitido prosperar y mejorar, y todo ello, sumado, a lo arraigado de nuestra fe cristiana, y el fervor a nuestras Fiestas patronales de la Virgen del Castillo.

Es obvio, que las raíces de Yecla y sus gentes, sus costumbres, su forma de ser, sus valores, y sus pasiones están en su historia, en la que portamos todos y cada uno de nosotros y en la historia que nos queda por seguir haciendo, y de esta forma, Yecla será, lo que nosotros queramos que sea, mas lo que ya es y ha sido, es decir, y perdónenme por el símil, será como un vino de Jerez.

Y es que en Jerez, nunca llega a vaciarse totalmente el tonel, y cada año se mezcla el vino nuevo con el que resta de los años anteriores, obteniéndose por tanto, una mezcla homogénea, pero que recoge las propiedades de tanto de la última cosecha como de todas las anteriores.

Pero hecho este inciso, que espero solo sirva para la didáctica, coincidirán conmigo, que donde esté un vino de Yecla, que se quite el de Jerez.
Y aprovecho esta ocasión, para trasladar mi felicitación a todos los agricultores y bodegueros de la ciudad, por el enorme trabajo y la calidad de los vinos de nuestra tierra, y que sin duda forman una parte importantísima de nuestra historia y de sus valores. Como también lo son ya, de la historia del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España, ya que fueron los vinos de Yecla, los que viajaron hasta Dublín, para ejercer de testigos, en un importante convenio suscrito con los Ingenieros de Irlanda, hace poco más de cuatro meses.

Retomando el argumento central, creo muy conveniente recordar, no solo los orígenes de las Fiestas, sino lo que para mí es mas importante, que es, el como se han ido superando tantas y tantas dificultades, y como éstas han resultado ser al final, un estímulo y una superación. Por lo que serán estos hechos, el objetivo principal, y no la descripción exhaustiva de nuestra historia, en la cual y por supuesto, los Ingenieros no somos especialistas, y además, ya ha sido relatada y de forma magistral, por ilustres Yeclanos e historiadores, que a todos ustedes les vienen a la cabeza, y que sin nombrarlos recordaran.

Pero la Ingeniería, aunque puedan pensar lo contrario, también se utiliza para estudiar la historia, y quizás ustedes conozcan la serie “Escaneando el Pasado”, que emite la cadena de televisión National Geographic, donde los Ingenieros investigadores del tiempo, utilizan la Tecnología de Escaneo Láser 3D para estudiar los secretos y métodos de construcción de las grandes maravillas arquitectónicas de la humanidad, como el Coliseo de Roma, Petra, Machu Pichu o las Pirámides de Egipto, conociendo a través de estos, valiosísimos datos para poder describir la historia.
  
Y como para mí y para todos ustedes, son una maravilla sentimental el Santuario del Castillo y quienes moran en él, he realizado junto a investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, un video muy cortito que les quiero mostrar, confeccionado mediante una cámara virtual que recorre, un modelo tridimensional exacto, basado en el escaneo 3D de última generación, y que espero les guste y genere el ambiente adecuado para introducirnos en la historia de nuestra ciudad y nuestras fiestas.


        VIDEO ESCANEO TRIDIMENSIONAL

Y ahora, a través del escaneo realizado, comenzaremos a extraer los valores de nuestro pueblo y nuestras Fiestas, y de aquí el título que le pondría a este Pregón:

372 AÑOS COMPARTIENDO 15 VALORES

Si nos remontamos al año 1642, encontraremos una de las virtudes de nuestro pueblo, el compromiso, en este caso, con el país y con su unidad territorial. Y así lo demostraron los sesenta y un yeclanos que bajo las órdenes del capitán Martín Soriano Zaplana, partieron hacia Vinaroz a defender nuestro Reino de la invasión francesa, en la llamada batalla de Cataluña, encomendándose con Fe, a la por aquellos entonces, Nuestra Señora de la Encarnación, cuyo retablo presidía, el Eremitorio del Castillo.

De esta batalla, y a diferencia de lo ocurrido, con los soldados yeclanos en otras contiendas anteriores, lograron regresar sin bajas ni heridos, y he aquí donde encontramos otros de los valores de Yecla: “la Gratitud”.
Los soldados entraron a la ciudad disparando salvas a la Virgen, a lo que se unió todo el pueblo y subieron hasta el Castillo para dar gracias, que en definitiva, es el germen de las fiestas que se ha venido repitiendo desde hace casi cuatro siglos.

Pero este hecho puntual no fue óbice para que años antes y años después, la ciudad de Yecla fuese un fuese un granero de valientes soldados, que hiciesen posible los reconocimientos por parte de Felipe IV de Fidelísima en 1622 y por Felipe V de Muy Noble y Muy Leal en 1707, lo que sin duda, vuelven a describir, los valores de nuestra ciudad.
Y he aquí nuestras raíces y las raíces de nuestras fiestas, nobleza, fidelidad y lealtad, compromiso, gratitud y sobre todo la Fe, la Fe que mueve montañas y la Fe que nos hace creer en nosotros mismos para transformar la realidad y superar las dificultades.

No obstante, no fue hasta 1711 cuando se institucionalizó la Fiesta, y se realizó la primera bajada oficial de la Virgen, que ya era una imagen vestidera de la Purísima Concepción, desde el Eremitorio del Castillo hasta la Iglesia de la Asunción (hoy Iglesia Vieja).

Pero fueron precisamente las dificultades, las que propiciaron uno de los grandes impulsos para la consolidación de estas Fiestas y me refiero, al año 1786 donde surgen las primeras ordenanzas.
Después de quince años de prohibición, a consecuencia de los excesos cometidos en años precedentes al 1771 en la celebración de las Fiestas, (por lo que apuntaré y por qué no decirlo que somos un pueblo también muy festero), fue el mismo Rey Carlos III quien otorgó el indulto para recuperar la tradición, previa petición de los presbíteros D. Blas Lorenzo Ibáñez y D. Pascual Carpena Vicente, quienes a la postre y junto a los clavarios, oficiales antiguos y devotos, redactaron, lo que para nuestro insigne historiador y cronista D. Miguel Ortuño, “son la primera manifestación escrita, de carácter obligatorio, referida a la actuación de la soldadesca”, y que en 1986 transcribió con fidelidad, del manuscrito original.

Y he aquí, otro de los valores de nuestro pueblo, la perseverancia. Después de todas las dificultades, de la degradación de las Fiestas, de la prohibición, ahí están los yeclanos para rescatarla y reforzarla, y éste vuelva a ser otro gran mérito.    

Pero nuevamente volvieron los problemas, siendo, la primera mitad del siglo XIX una etapa decadente en las Fiestas fruto de la situación económica y social de la época, y acuciada en parte, por la Guerra de la Independencia, se viven momentos difíciles en la ciudad. Hasta tal punto que se llegó a decir que en el año 1852 la imagen de la Virgen se hallaba con escasez de ropas y alhajas y se tuvo que recurrir al amparo del Ayuntamiento.
Y de nuevo surge el milagro, y esta vez lo protagoniza el Santísimo Cristo del Sepulcro, quién con su intercesión habría librado en 1855 a la mayor parte de la población de sufrir la epidemia de cólera.
Y este hecho, conlleva reformas en el Santuario y la construcción de la capilla para nuestro Patrón. Y aquí nuevamente la Fe y la Gratitud del pueblo de Yecla por superar una situación extrema.

Es el contemporáneo de la época D. Pascual Giménez Rubio, quien en 1865 y sobre las Fiestas de la Virgen, dice textualmente:
“Ha perdido esta función infinito, de la gravedad que la distinguía en lo antiguo en todas sus partes”

Y ahí es donde surge de nuevo otra figura destacada en nuestro pueblo, D. Antonio Ibáñez Galiano (conocido en Yecla como el cura obispo) Arcipreste de la Basílica de la Purísima, y que posteriormente fue Obispo de Teruel y Senador Real vitalicio, quien, en 1868 crea la Cofradía Nuestra Señora de la Concepción, con la misión que figura literalmente: “Sostener con decoroso esplendor y aumentar en lo posible el culto que se tributa a la Purísima Virgen cuya imagen se venera en el Santuario de nuestra ciudad”, lo que se traducirá en otro fuerte impulso a las Fiestas pese a las enormes dificultades de la época.

Hasta que una vez mas, a partir de 1913, y después de una gran celebración en el año 1904 donde se conmemoraba el quincuagésimo aniversario de la declaración del dogma Inmaculista, vuelven los problemas a la Cofradía.
Y es ya, en el año 1922, cuando la reconstruye el Abad José Sola, y en 1927 se confecciona una nueva bandera y se compone el Himno actual de la Virgen del Castillo, con letra de D. José Martínez del Portal y música de D. Juan Javier Ortuño.

Por esta época, las Fiestas también reciben el apoyo de otro insigne yeclano de orígenes y adoptivo, el Poeta D. Francisco Martínez-Corbalan, quien en 1929 publica un artículo sobre las mismas en la revista “Estampa”, pero en esos momentos ya estaban los tiempos revueltos, vino la Guerra civil española y las nefastas consecuencias de la misma, que hasta incluso devino en la desaparición de la imagen de la Virgen.

Entre tanto apareció otra de las leyendas de nuestra ciudad, el Arcipreste Esteban Díaz, que tras fundar en el año 1932 La Asociación de Mayordomos, con el objeto de “engrandecer, exaltar la devoción a la Purísima Concepción, y cumplir con el ritual de las Fiestas Patronales”, tuvo que reactivarla a partir del año 1940, de donde proviene la actual imagen de la Purísima Concepción, realizada por el Escultor Alcoyano D. Miguel Torregrosa Alonso.

Pero también tuvo la brillante idea, y a las pruebas me remito, de fundar en el año 1945 la Corte de Honor de la Purísima Concepción, con el fin, no solo de velar por los cuidados de la imagen y el vestuario de nuestra Virgen, sino también  para fomentar el culto y el amor a María, y vaya si lo han conseguido…

Fueron todas estas actuaciones, las que hicieron que el pueblo de Yecla, con D. José al frente, se uniera en torno a la figura de la Virgen y sus Fiestas, para impulsar la Coronación Canónica de nuestra Patrona coincidiendo con el centenario de la declaración dogmática de la Inmaculada Concepción que se produjo en el año 1854. Y aquí encontramos un nuevo valor, el de la unión del pueblo frente a las adversidades, algo que por otra parte resulta imprescindible para conseguir los objetivos globales.

Y sin duda este fue el impulso definitivo de las Fiestas actuales, que han venido desarrollando con mucho éxito todos los Presidentes y sus equipos de la Asociación de Mayordomos, a los que también he de reconocerles su impagable labor, y vaya para todos ellos mi más sincera felicitación, tanto a los que están entre nosotros como a los que por desgracia nos han dejado, porque entre todos han conseguido engrandecer nuestras Fiestas, logrando que sean de Interés Turístico Nacional, y sentando las bases para ser Patrimonio de la Humanidad, lo cual estoy seguro, que se conseguirá.

Pero D. José Esteban Díaz, no solo fue quien inspiró e impulsó el reciente desarrollo de las Fiestas de las Virgen, sino que fue también, quien propició un cambio de modelo en el desarrollo industrial de nuestra ciudad, y por qué no decirlo, quizás también fue uno de los responsables de que yo me decantase por la Ingeniería y por ende, que esté hoy aquí, aunque sí lo es, y de forma indirecta, de uno de los momentos que nunca olvidaré en mi vida.

Era el año 2004, y coincidiendo con el 50 aniversario de la coronación que él había impulsado, la imagen de la Virgen María Inmaculada, fue recorriendo todas las calles de nuestra ciudad, trasladando esperanza y Fe a sus vecinos.

Por aquellos entonces mi padre, estaba gravemente enfermo y hospitalizado en Murcia, pero su enorme Fe, y el fervor que sentía a la que fue y seguirá siendo su Patrona, le llevó a solicitar por propia voluntad el alta temporal, por unas horas solamente, para poder venir a despedirse de su Virgen en el día en el que pasaba por nuestra casa, y así lo hizo. La Virgen lo miró, el la miró, y cuatro días después estaban juntos en el cielo.

Querido Papá, como sé que me estas escuchando, quiero que sepas que siempre tengo presente todos tus consejos, “Tu siempre haz las cosas bien” “Sé excelente en tu trabajo” “Haz el bien y no mires a quien” “El que no la haga que no la tema”, y tantos otros que me han servido y sirven de guía en mi vida. Gracias Papá!!!!

Sirva este inciso, de pequeño homenaje a mi Padre y a todas las personas queridas que he perdido, y que aunque no nombraré si que las llevo muy dentro en mi corazón y muy presentes en mis pensamientos. (tu poco a poco, el trompetero, el angeniero…, son recuerdos que me vienen a la mente)

Pero la vida sigue y todos tenemos esa encomienda de mejorar lo pasado para poner al servicio de los que vienen las mejores condiciones posibles. 

No quiero dejar pasar esta oportunidad que Nuestra Madre, la Señora, me brinda aquí esta noche, de referirme a una de las esencias de Yecla que la han situado en el mapa económico e industrial de España: la Industria del Mueble y Afines tan ligada a mi profesión como Ingeniero Técnico Industrial.

Recuerdo,  cuando era pequeño, me hacía una y otra vez la pregunta del porqué la Industria del mueble en Yecla, cuando ni tan siquiera teníamos madera, y es aquí donde me encontré por primera vez con el nombre de Don José Esteban Díaz como el hacedor del milagro yeclano.

Por su ubicación geográfica y por sus necesidades agrícolas, Yecla ha contado de siempre con gran número de carpinteros, aperadores y toneleros desde el siglo XVII, constituyendo una pequeña pero importante artesanía local. Con la aparición de las primeras serrerías mecánicas y talleres de sillas en el XIX se dio otro salto de calidad a la industria local, situándonos al final de la Primera Revolución Industrial.

En las dos primeras décadas del siglo XX se establecieron las primeras industrias de ebanistería que no consiguieron subsistir a las crisis del sector, en parte ocasionadas, por las guerras mundiales, la crisis económica del 29 y la guerra civil española…fue entonces cuando D. José fundó, corría el año 1949, la Cooperativa Obrera de Muebles, COMED.

Y he aquí nuevamente, donde reside nuestro gran potencial, en superar los fracasos, en rehacernos, en volver a emprender, y es que aunque esta Cooperativa fracasó, fue el germen para que de entre los trabajadores de la misma, surgieran numerosas empresas que consiguieron afianzar la industria en nuestra ciudad.
Ante los grandes problemas, Yecla siempre ha salido reforzada, y fruto de ello es que lejos de abandonar el sector del mueble, no solo se afianzó, sino que además vio la luz  la 1ª Feria del Mueble Nacional, y a esto, Sras. y Sres., se le  llama Decisión, Firmeza y sobre todo “Ilusión”.

Así pues, vaya desde aquí mi reconocimiento a todos los trabajadores, empresarios y también como no, a los ingenieros del sector industrial, por todo cuanto han hecho y siguen haciendo para nuestra ciudad, y por los valores que han impreso e imprimen en la misma, para que vayamos sumándolos a todos los que ya hemos citado, y repito: Fortaleza, Trabajo, Emprendimiento e Ilusión.

Y ahora toca ya, extraer, los valores que se respiran en el transcurso de nuestras Fiestas, esos que sentimos todos y cada uno de los que participamos de las mismas, y los que quedarían fotografiados, si pudiésemos revelar las imágenes de nuestros corazones.

Llega el día 5 de Diciembre, el Beneplácito, y se quema la primera pólvora con los 15 cohetes en honor a MARIA INMACULADA que anuncian las Fiestas, y un hormigueo especial, empieza a recorrer nuestros cuerpos y almas, y que también se encargan de recordar los “Tíos de las punchas” o sargentos alabarderos, con el sonido de su tambor en el recorrido por el pueblo.

Recuerdo que de niño, ese día no teníamos clase por la tarde y nos dejaban salir antes para asistir al Beneplácito, pero para nosotros, mis hermanos y yo, ese día nos deparaba un momento muy especial, y era poner la colgadura en el balcón y bajar a la calle para mirarla y contemplar como la imagen de la Virgen, colgaba de todos los balcones de la calle, y por supuesto si a alguna vecina se le había olvidado, ya nos encargábamos nosotros de recordárselo y si hacía falta le ayudábamos.

Aprovecho desde aquí para solicitar a todo el pueblo de Yecla, en especial a los niños, para que se impliquen en esta bonita y arraigada tradición y que la imagen de la Virgen presida todos los balcones de nuestras casas, iluminando las Calles de nuestra ciudad, y a todos los que transitamos por ellas.

El día de nuestra preciada Constitución Española, la que nos ha posibilitado la mayor época de bienestar  y convivencia pacífica de todos los españoles a lo largo de su historia, tiene una connotación también especial. Se produce el traspaso de las Insignias, el bastón de mando y la Bandera, que van acompañadas de sensaciones y recuerdos de los mayordomos salientes y de alegría e ilusión para los mayordomos entrantes.

La Santa Misa de los Pajes, es el momento de la bendición de los integrantes de las Fiestas, el de recibir a Cristo con pureza para ser merecedores de su gracia y su fortaleza y afrontar con el espíritu limpio los intensos días de homenaje a nuestra Patrona, a la que por la tarde, se encomendará toda la soldadesca, en el tradicional Beso de la Bandera.

Y llega la Alborada, acto especialmente significativo, porque ya es todo el pueblo el que anuncia que llegan las Fiestas, el que dispara salvas a la Virgen, el que festeja con júbilo que vamos a recoger a nuestra Santa Madre, combinándose los deliciosos aromas de pólvora quemada y gachasmigas y embriagándonos la felicidad.

Y este anuncio de las Fiestas llega desde todos los rincones y allá donde haya un yeclano, está presente. Y este hecho lo puedo fundamentar por experiencia propia. Recuerdo mi primer día en el que no pude estar en las fiestas, allá por el año 1996, donde junto a mis cuatro compañeros y amigos, también yeclanos, cuando preparábamos los exámenes de diciembre en Cartagena, quisimos hacer nuestra pequeña alborada, algo de lo que también se acordarán nuestros vecinos de entonces.

Cuando llegaron las seis de la mañana se escuchaba un atronador golpeo de puertas, cazos y otros enseres ruidosos, mientras se freían los ajos y la harina, se vertía el agua y se comenzaba a realizar algo que podría ser parecido a lo que aquí se llaman gachasmigas, que aunque no tenían nada que ver con las que tuve el placer de degustar recientemente en la invitación de los Mayordomos, si consiguieron saciar nuestro apetito y mantenernos con fuerza para seguir estudiando durante todo el día.

Como ven, ese año, unos pocos cartageneros y nuestros vecinos de piso jumillanos, también se enteraron de que comenzaban las fiestas en Yecla, dado que como entenderán, luego hubo que disculparse y dar las explicaciones oportunas, y aunque al principio nos costó un poco, a la postre resultaron ser bastante convincentes. Que recuerdos aquellos.

Pasamos a uno de los momentos más intensos, el de la bajada, el del encuentro del pueblo con su Madre, la fusión y el abrazo con sus hijos, y se juega por primera vez la Bandera bajo la mirada de la Virgen y en su Honor, lo que para mí resulta ser de los momentos más significativos e impactantes. El Mayordomo consigue llegar hasta sus límites físicos, espoleado por los pajes, arcabuceros,  familiares, amigos, y por todo el pueblo; es la entrega, es la devoción y la Fe, en definitiva es la imagen que para mí representa la Superación personal y te impregna de valor del sacrificio.  


Y vuelve nuestro pueblo a manifestar su gratitud, y lo hace de la forma más hermosa posible, con flores, inundando nuestras calles de belleza, colorido y dulces aromas, y donde nos es muy sencillo revivir sentimientos al compás de las bandas de música. Esa tarde noche, Yecla deslumbra y lo hace por el amor que irradia su Madre al estar nuevamente entre nosotros.

Pero si hay un día grande, ese es, el de la Inmaculada Concepción, el día de la patrona de Yecla y de lo que hoy por hoy sigue siendo España, el día que todos estamos esperando.
Celebramos con solemnidad la Santa Misa en honor a nuestra Patrona, a lo que seguirá la proclamación de los protagonistas de las Fiestas del año siguiente, los Clavarios.

Y este es el día de los reencuentros familiares, los santos de las Conchas e Inmas y donde las pelotas son el único menú posible en todos los hogares. A esto se llama tradición, pero también resulta ser la base esencial para disfrutar de la Majestuosa Procesión.

Y en medio de la misma, se produce un momento mágico para niños y adultos, y ese es el de los castillicos, y los famosos oooooooooo, y mira mira, mira que bonico, ooooooooooo, que repetimos todos lo que tenemos la suerte de poder contemplarlos.

Y recuerdo que de pequeño, era de mis momentos más esperados, y continuó siéndolo aunque un poco mas emocionante, puesto que todos los años nos juntábamos los amigos para verlo en la terraza de la casa de uno de ellos, en la calle Maestro Mora justo encima de donde los lanzan, así que además de contemplar los fuegos artificiales teníamos que esquivar los palos y restos de los mismos, convirtiéndose en una misión algo arriesgada y también porque no decirlo divertida.

Pero volviendo al día centro de la Festividad, es importantísimo recuperar la esencia de la Inmaculada Concepción y para ello nos tendremos que remitir a su Dogma, dictado mediante la Bula “Ineffábilis Deus” y proclamado por el Papa Pío IX en el año 1854:

“Declaramos y definimos, que es doctrina revelada por Dios, la que sostiene, que la beatísima Virgen María en el primer instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente y en previsión de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, fue preservada de toda mancha de pecado original”

Con razón han dicho los teólogos y los santos que Dios puede hacer un mundo mayor, pero no una madre más perfecta que su Madre. Y comenta San Bernardo: «¿Por qué hemos de asombrarnos si Dios, a quien contemplamos obrando maravillas en la Escritura y entre sus santos, quiso mostrarse aún más maravilloso con su Madre?»

La maternidad divina de María, decía  Santo Tomás de Aquino, sobrepasa todas las gracias o carismas, como el don de profecía, el don de lenguas, de hacer milagros...

Salve, Madre de misericordia,  Madre de la esperanza y del perdón, Madre de Dios y de la gracia, Madre rebosante de la santa alegría, le decimos hoy a Nuestra Madre del Cielo con un antiguo himno.

Con su desvelo de Madre, María  sigue prestando a su Hijo los cuidados que le ofreció aquí en la tierra. Ahora lo hace con nosotros, pues ve a Jesús en cada cristiano, en todo hombre o mujer.

Hemos contemplado muchas veces a María con el Niño en sus brazos. La Maternidad de María, el hecho central que ilumina toda la vida de la Virgen y fundamento de los otros privilegios con que Dios quiso adornarla, y nos quiso regalar a los yeclanos ese pilar fundamental en los que se asientan nuestros valores. María como madre, madre joven y sin recursos económicos, he aquí un ejemplo vivo de que SÍ SE PUEDE con la ayuda de Dios. La maternidad, tan castigada en algunos casos en nuestro tiempo, es el pilar fundamental de las nuevas generaciones que han de venir y seguir engrandeciendo el Plan de Dios. Y nosotros, como María,  responder “ hágase en nosotros según tu palabra” y poner en Dios toda nuestra fe…precisamente lo que los yeclanos de antes, hicieron sin reparo…por eso Yecla es lo que es hoy, un ejemplo que admira a todos.


A Nuestra Virgen del Castillo le será muy grato que en el día de hoy le repitamos, a modo de jaculatoria, las palabras del Avemaría: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros. «Nuestra Madre Santísima» es un título que damos frecuentemente a la Virgen, y que nos es especialmente querido y consolador, pues al decirlo nos ilumina el alma de Esperanza, como los niños que llaman a su madre cuando están desesperados. Por estas cosas, para otros tan nimias, pero para nosotros tan fundamentales, podemos afirmar que MARÍA es Madre nuestra. Ella es verdaderamente Madre, porque nos engendra continuamente a la vida sobrenatural a la que estamos llamados aquí en la Tierra.
Esa maternidad de María perdura en el tiempo, sin cesar hasta el fin de la  Historia. Asunta a los cielos, no ha dejado ni un minuto su misión salvadora y su continua intercesión ante Dios nos llena de dones para la salvación eterna. Con su amor materno, nos protege y guía hasta llegar a la patria bienaventurada, al Cielo, al Padre.
María quiere que la invoquemos, que nos acerquemos a Ella con confianza, que apelemos a su maternidad, pidiéndole que se manifieste como nuestra Madre. Al darnos Cristo a su Madre por Madre nuestra, manifiesta el amor a los suyos hasta el fin. Al aceptar la Virgen al Apóstol Juan como hijo suyo muestra Ella su amor de Madre con todos los hombres.
Ella ha influido y sigue influyendo de una manera decisiva en nuestra vida. Cada uno tiene su propia experiencia. Mirando hacia atrás vemos su intervención detrás de cada dificultad para sacarnos adelante, el empujón definitivo que nos hizo comenzar de nuevo.
Y si alguna vez fallamos nosotros, para eso también está ella reflejada en nuestra madre terrenal, en la madre que nos ha amamantado y nos ha dado la vida, en la que siempre nos perdona y en la que daría todo por nosotros, y yo tengo la suerte de tener la mejor madre que podía tener. Gracias Mamá!!!
La devoción filial es pues, parte integrante de nuestra vida. En todo momento, hemos de recurrir, como por instinto, a Ella, que «consuela nuestro temor, aviva nuestra fe, fortalece nuestra esperanza, disipa nuestros temores y anima nuestra pusilanimidad» como diría San Bernardo.
Es fácil llegar hasta Dios a través de su Madre. Todo el pueblo cristiano, sin duda por inspiración del Espíritu Santo, ha tenido siempre esa certeza divina. Los cristianos hemos visto siempre en María un atajo –«senda por donde se abrevia el camino»– para llegar ante el Señor, una parada necesaria para pedir consejo, intercesión, comprensión, calor…..
Y así lo hacemos de forma continua durante el novenario que la Virgen permanece en su Basílica, todos los yeclanos vamos a hablar con ella, a pedirle, a darle gracias, a rezar, o simplemente a contemplarla e impregnarnos de su cariño, es una sensación especial que no se puede explicar con palabras.
¿Quién en este pueblo, no ha ido a pedirle a la Virgen?
¿A hablar con ella? ¿A buscar comprensión? Todos¡¡¡¡
Y a todos nos ha escuchado y a todos nos ha protegido.

Los recuerdos dan para mucho en este sentido, ya que son innumerables las ocasiones que he estado con ella, que he conversado con ella, y por supuesto y como se pueden imaginar, de los temas mas diversos que se le pueden ocurrir a uno, pero que siempre han tenido su importancia en función de la etapa de la vida.
Desde cuando era pequeño, que le pedía simplemente para que mis hermanas se portasen bien y no les pasara nada, pasando por la famosa oración que repetíamos todos los estudiantes cuando se acercaban los exámenes, aquella que decía: “Virgen Santa, Virgen Pura, haz que apruebe esta asignatura”; hasta pedirle para que me encargasen mi primer proyecto, lo cual al igual que los anteriores consiguió, aunque he de decir, que se me olvidó pedirle que me lo pagaran y a fecha de hoy sigo sin cobrarlo, pero como a todo en la vida, hay que extraerle la parte positiva, he de confesar que me sirvió muchísimo para aprender.
Pero por supuesto también han sido innumerables también las veces en las que le he agradecido todo lo que tengo, y en especial por mis sobrinas, sobrinos, ahijadas y ahijado, Dayanna, Maria del Valle, Valeria, Fernando, Valentín e Iñigo, que sin duda son parte muy especial de mi vida, y a los que espero algún día no muy lejano poder darles un primo o una prima.
En definitiva, la realidad me dice, que no soy muy diferente a cualquier yeclano, puesto que a todos ustedes se les habrán venido a la mente momentos similares. Y es que, la Virgen es una de nuestras mayores señas de identidad, y a su vez resulta ser, uno de nuestros mayores secretos para afrontar nuestro día a día.

Y como todas las Fiestas, las nuestras también tienen su fin, y lo hace con un acto muy emotivo como es la Minerva, donde el Santísimo bendice a la soldadesca y a todo el pueblo de Yecla, reconfortándonos para afrontar con alegría la Subida de nuestra Santa Madre.

Es el día que la Virgen regresa a su Santuario para seguir cuidándonos desde allí. Y lejos de ser un día triste, se convierte en un día muy festivo. Subimos al castillo al compás de las bandas de música, con la mistela y el anisico, con los torraos, mantecaos,  sequillos y otras delicias gastronómicas, y todo ello nos alivia de la tristeza que en el fondo sentimos y además nos protege del rigor de las gélidas temperaturas que casi siempre por esta época sufrimos.
Y llega para mi otro momento especial y que recuerdo con cierta nostalgia, cuando mi hermano y yo, junto a mi padre nos subíamos a las rocas para contemplar las 3 vueltas al Pino que da la Virgen, bajo el incesante tronar de los arcabuces, el Mayordomo jurando la Bandera con la mayor intensidad, el ambiente cubierto de humo, nosotros cubiertos de pólvora y casi sordos… Lo recuerdo como si fuera ayer…, y ahora veo los castillicos finales, me veo bajando por el Castillo corriendo y haciendo correr a mis padres, porque era el momento de comprar las panderetas y las zambombas, porque a partir de ese día empezaba la Navidad…

En fin, estos son momentos que nos marcan y nos han marcado a todos en nuestras vidas, y de los que estoy muy contento de haber vivido.

Pero el día que acaban las Fiestas, significa también para muchos yeclanos como yo, el día que tenemos que volver a nuestros destinos actuales y despedirnos temporalmente de nuestro pueblo, nuestra familia y nuestra Patrona, aunque vayan siempre con nosotros en el corazón.

Y ha sido precisamente el corazón, y anhelo de no separarnos nunca de nuestra Virgen, el que me ha llevado a realizar esta

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Sras y Sres., Los yeclanos ausentes  podremos estar mas cerca de nuestro pueblo y de nuestra Santa Madre, y las personas que por desgracia no pueden subir a ver a su Patrona, a partir de ahora lo podrán hacer a cualquier hora, y cualquier día, y todo ello, créanme ha sido por la gracia de la Virgen María, que me hizo coincidir con los compañeros de la Universidad Politécnica de Madrid (Fernando, Mario y Ángel), y que sin ellos nada de esto hubiese sido posible y a los que aunque no me estén escuchando, si que les quiero mandar desde aquí todo mi agradecimiento.

Y este pregón está llegando a su fin.
Sras y Sres. Nuestra sociedad está sufriendo las consecuencias de la pérdida de los valores que siempre nos han definido, y llegó el momento de aferrarse a ellos como herramienta para superar las dificultades, y marcarnos un nuevo camino a seguir.


Compromiso, Gratitud, Fidelidad, Nobleza,  Festividad, Perseverancia, Unión, Decisión, Firmeza, Ilusión, Fortaleza, Trabajo, Emprendimiento, Superación Personal, Sacrificio y Fe, son los 15 valores que nos ha dejado la Historia y MARIA INMACULADA, y son los valores que tenemos que recuperar, para que podamos mirar el futuro con el optimismo de quien además se sabe protegido y guiado.

Y es que dicen que el pesimista es el que cree en uno mismo, y el optimista es el que cree en los demás, y yo estoy, totalmente convencido de que vamos a superar todas las dificultades y que Yecla va a seguir siendo la que siempre ha sido, una ciudad próspera, amable e ilusionada en torno a su Patrona.

Y si todos, ponemos lo mejor de nosotros mismos, la ciudad en su conjunto será mejor, y esta a su vez nos hará mejores a todos, y es aquí, donde está la cuadratura del círculo.

Como decía mi padre: “La Familia unida levanta un templo”

Así que desde aquí, y pregonando, animo a todo el pueblo de Yecla a participar como una gran familia en estas Fiestas, a impregnarnos de todos los valores que se desprenden, y acoger el cariño, la protección y la guía, que nuestra Santa Madre nos concede, para tenerlos presentes en todas nuestras acciones, porque esta será la forma de levantar nuestro singular templo de paz, armonía y felicidad, que todos deseamos.   

Y como ya conozco sobradamente de la gratitud del pueblo de Yecla, y aunque no lo merezca sé que me aplaudirán, quiero que sea a la Santísima Virgen que nos ha acompañado, a la que dirijan sus aplausos y ofrezcan sus corazones.

¡¡¡Viva la Virgen del Castillo!!!

¡¡¡Viva la Inmaculada Concepción!!!

¡¡¡Viva la Patrona de Yecla!!!

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