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viernes, 28 de diciembre de 2018

Los cambios que están por venir

Los cambios que están por venir. Editorial Revista Técnica Industrial nº321

Después de 33 años de pertenencia de España a la Unión Europea, podemos decir que los cambios más importantes en la Ingeniería son los que están por venir. La heterogeneidad tanto en las titulaciones como en el ejercicio profesional de Ingeniería en los diferentes Estados Miembros, unido a las enormes reticencias al cambio que se plantean desde algunas organizaciones profesionales, están dificultando en exceso la implantación de un modelo de Ingeniero europeo homogéneo y adaptado al orden mundial, que vaya acorde con el alto nivel de movilidad que presenta la profesión de Ingeniero.
Y es que la movilidad internacional es fundamental. Solo facilitando la movilidad de los profesionales se conseguirá una economía europea pujante, dinámica y competitiva. Desde nuestras organizaciones, hace tiempo que fuimos conscientes de ello, y en este sentido, hemos realizado numerosas actuaciones. Una de ellas nos lleva a hablar de la Tarjeta Profesional Europea, pues consideramos que la respuesta a las necesidades de los ingenieros españoles, con relación a su movilidad europea y la libre prestación de servicios, está en reforzar los instrumentos puestos en marcha a día de hoy por la UE para lograr el reconocimiento de sus cualificaciones profesionales. Por el momento, la TPE no es extensiva a los ingenieros, pero desde el COGITI hemos mantenido reuniones y realizado gestiones con varios eurodiputados para aprovechar la competencia del Parlamento Europeo, en lo que respecta a la petición de elaboración de propuestas a la Comisión Europea, y exigir, junto a ellos, la extensión de la Tarjeta Profesional Europea a la profesión de Ingeniería. El primer paso ya se ha dado al solicitar dicha extensión durante la reunión de la Comisión de Mercado Interior y Protección al Consumidor el pasado 22 de noviembre. 
Por otra parte, desde el COGITI, también hemos participado en el estudio para la puesta en marcha de otra herramienta que puede resultar muy útil para lograr la convergencia de las profesiones reguladas: los principios comunes de formación. Este concepto fue introducido por la Directiva 2013/55/UE/, que modifica otra anterior en su artículo 49. En concreto, nuestra organización ha participado en las diferentes consultas que se han realizado en el marco del estudio que la Comisión Europea encargó al Consejo Europeo de Cámaras de Ingenieros (ECEC). 
En este contexto, tenemos que seguir trabajando para conseguir una Directiva Europea en el ámbito de la Ingeniería, que recoja lo más común y lo mejor de los modelos existentes. Con este objetivo, desde nuestro Consejo General no solo se ha participado en los estudios y encuestas que se han llevado a cabo en el seno de la Comisión Europea, sino que además hemos firmando convenios de colaboración con Asociaciones de Ingenieros de otros países, como Irlanda, Italia, Francia, Dinamarca…, y está previsto suscribir acuerdos con asociaciones profesionales de otros Estados. 
Además, nuestro compromiso con Europa ha quedado también patente con la incorporación del COGITI en la Asociación Europea de Jóvenes Ingenieros (EYE), el pasado mes de mayo. Y es más, las organizaciones de jóvenes ingenieros procedentes de toda Europa se darán cita el próximo mes de octubre de 2019 en Madrid, por primera vez, en el marco de las Conferencias que periódicamente lleva a cabo EYE, y que en esta ocasión organizará el Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España (COGITI). Se trata de un encuentro muy importante, que acogeremos con gran entusiasmo e interés, y que supondrá sin duda un gran espaldarazo para la Ingeniería Técnica Industrial española. 
No hemos de olvidar que nuestra economía necesita aún los cuidados necesarios para que realmente pueda abrirse el camino hacia un crecimiento sólido, en gran parte auspiciado por los ingenieros, ya que somos el signo evidente de la competitividad que necesita un país para generar riqueza, y entrar así en una nueva etapa de prosperidad.
Sin embargo, las atenciones que necesita nuestra economía parten de la base de que la Industria es la única actividad capaz de aunar el modelo de crecimiento necesario. No obstante, para ello, es imprescindible llevar a cabo una adaptación constante de los estudios universitarios a las necesidades de las empresas, impulsando el espíritu emprendedor, la movilidad internacional y la competitividad. Además, la Industria es el sector más innovador y de ahí que requiera también una formación continua eficiente, ya que los conocimientos adquiridos exclusivamente en la enseñanza reglada no bastan para desarrollar toda una vida profesional.
Al mismo tiempo, es necesario hacer un esfuerzo para atraer a los jóvenes hacia una formación técnico-científica, y garantizar de este modo que las competencias profesionales satisfagan las necesidades de la Industria. Los estudiantes de Ingeniería han de ser conscientes de que, gracias a los conocimientos que van a adquirir durante su carrera, estarán contribuyendo a sacar a flote la economía. También han de saber que en este arduo camino no están solos: cuentan con el respaldo y el apoyo de los Colegios Profesionales, cuyo objetivo en definitiva es servir a la sociedad. En nuestro caso, a través de las iniciativas que estamos llevando a cabo en los últimos años, y que junto con el Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España (COGITI), han contribuido a mejorar la empleabilidad de los Ingenieros. 
Desde nuestra profesión no solo estamos de acuerdo con el concepto de la Unión Europea en sí, sino que creemos firmemente que significará una evolución necesaria en el ámbito de la Ingeniería española, que sin duda alguna mejorará la competitividad de los profesionales y de la sociedad en su conjunto, así que nos felicitamos por ser parte integrante y auguramos un futuro prometedor, para el que mostramos nuestro compromiso más firme. 
Además, desde nuestras posiciones, continuaremos trabajando con más fuerza, si cabe, para los muchos ingenieros/as que a día de hoy siguen sin empleo, reforzando nuestras virtudes profesionales en las empresas, y potenciando el sector industrial que nos define, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. 

José Antonio Galdón Ruiz 
Presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España

lunes, 27 de julio de 2015

El título académico puede no identificarte profesionalmente


Entrevista publicada en Universia (Julio 2015)

- ¿Qué son las atribuciones profesionales?
Las atribuciones profesionales son la capacidad legal para el ejercicio de una profesión regulada en España, es decir, la habilitación para ejercer una determinada profesión. Estas atribuciones profesionales pueden ser exclusivas para una profesión o bien pueden ser compartidas por varias profesiones.

En nuestro caso, la profesión regulada de Ingeniero Técnico Industrial tiene unas atribuciones profesionales que tienen otorgadas por la Ley 12/86, donde se indican que tienen la capacidad legal para la redacción y firma de proyectos de construcción, reforma, reparación, conservación, demolición, fabricación, instalación, montaje o explotación de bienes muebles o inmuebles, las direcciones de obra de los proyectos, la realización de mediciones, cálculos valoraciones, tasaciones, peritaciones, estudios, informes, planes de labores y otros trabajos análogos, así como la dirección de toda clase de industrias o explotaciones, etc.

- ¿De dónde surge la polémica por la falta de atribuciones?
No hay ninguna polémica, sino más bien una confusión generalizada por la falta de información. Hoy en día pensamos que cualquiera que tenga un título de Graduado en Ingeniería, ya de por sí tiene la capacidad legal para realizar proyectos, direcciones de obra, informes, etc., y con la legislación actual nos encontramos que no es así. Pero esta cuestión que puedo entender que no sea muy conocida por los estudiantes, si que lo es por las Universidades, y sin embargo están optando por implantar titulaciones de Grado en Ingeniería especialistas y que además no otorgan atribuciones profesionales, sin dar la información precisa, por lo que muchos estudiantes cuando finalizan su titulación se dan cuenta de que no tienen la capacidad legal para redactar proyectos y otros, lo que les supone una enorme frustración.

De todas estas titulaciones de Grado en Ingeniería especialistas y sin atribuciones profesionales, hay algunas que sí que tienen realmente demanda en el mercado laboral como podría ser Diseño Industrial, Organización Industrial, que están más enfocadas al mundo de la empresa, pero el resto o bien requerirían de atribuciones profesionales para ejercer la profesión, o bien como es el caso del Grado en Ingeniería en Tecnologías Industriales, se trata de una titulación que se ha generado de forma artificial y que solo sirve como escalón para posteriormente realizar el Máster de Ingeniero Industrial, lo que incumple todos los principios del Sistema Universitario español, dado que los Grados deben estar orientados para el ejercicio de actividades de carácter profesional, y en este caso, al no tener ninguna demanda laboral, ni atribuciones profesionales, se ven obligados a realizar un Máster.

- ¿Qué organismo es el encargado de otorgar las atribuciones y en qué se basan para otorgarlas?
En España las atribuciones profesionales las otorgan los títulos académicos que reúnen una serie de requisitos, es decir, es el Gobierno el que fija las competencias mínimas que se han de adquirir para poder ejercer una profesión, y en nuestro caso, se trata de la Orden CIN 351/2009 que es la que indica los contenidos mínimos que ha de tener una titulación de Grado en Ingeniería para que de acceso a la profesión de Ingeniero Técnico Industrial, sea cual sea su denominación.

Las Universidades han de adaptar sus planes de estudios a esa orden CIN, siendo la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad Académica y Acreditación (ANECA) la encargada de comprobar que efectivamente se cumplen los criterios fijados, y una vez aprobada la titulación cualquiera que esté en posesión de ese título podrá ser admitido en el correspondiente colegio profesional y ejercer la profesión regulada de que se trate.

Es obvio que los trámites y exigencias para acreditar una titulación que da acceso a profesión regulada son mucho mayores que las que no otorgan atribuciones profesionales, por lo que se puede entender que estén proliferando tantos títulos de Grado en Ingeniería de este tipo.

- Las atribuciones profesionales pueden ser exclusivas de una profesión o bien ser compartidas por varias profesiones
No obstante, esta es la situación actual sobre las atribuciones profesionales, lo que no significa que yo esté de acuerdo y que no piense que necesitan una modificación, sino más bien todo lo contrario.

En España, de forma casi inédita, y tal y como hemos dicho, las atribuciones profesionales las otorga un determinado título académico, y son similares durante toda tu vida profesional, es decir, tienes la misma capacidad legal de firma de proyectos con la carrera recién terminada que con 30 años de experiencia, lo cual es totalmente ilógico y contrario a una correcta evolución profesional, pero también lo es, el que no se exija un reciclaje permanente o una continuidad en el ejercicio profesional para poder seguir ejerciendo la profesión. ¿Alguien se dejaría operar por un cirujano que lleve 30 años sin ejercer?

En la mayoría de países son los equivalentes a los Colegios Profesionales lo que otorgan las atribuciones profesionales, no solo a través de la titulación académica, sino también conforme a la experiencia y formación continua de cada uno de los profesionales, de tal forma que las atribuciones van creciendo conforme mayores son tus competencias (conocimientos) profesionales, y además se exige un seguimiento continuo y recertificación para poder seguir ejerciendo, algo que nosotros hemos puesto en marcha con la Acreditación DPC Ingenieros, y que aunque en la actualidad no tiene efectos legales, sí que otorga un sello de calidad a aquellos profesionales que la poseen.

¿Un graduado sin atribuciones profesionales puede ejercer la profesión que ha estudiado?
Como he dicho antes, hay Grados sin atribuciones que sí que tienen demanda profesional y por lo tanto podrán ejercer una profesión, que aún sin estar regulada, es decir, que podría realizar cualquier otro profesional, presentarán un perfil idóneo para ocupar ese puesto de trabajo.

Otra cuestión bien diferente, es que, si esos títulos de Grado en Ingeniería les otorgasen atribuciones profesionales, además de poder optar a esos trabajos, también podrían ejercer la profesión de Ingeniero Técnico Industrial y por tanto, podrían firmar proyectos, direcciones técnicas, etc..., que viene a significar otra salida profesional más.

Hoy en día en nuestra profesión, solo un 20% de los colegiados utilizan las atribuciones profesionales, pero como he dicho antes, es un recurso profesional que tienen todos ellos y que en más del 80% utilizan alguna vez en su vida. Lo que no es entendible, es que un Graduado en Ingeniería Energética o de la Energía sin atribuciones profesionales, sea contratado por una empresa de energías renovables, y le pidan, como es lógico, que firme un proyecto de instalación fotovoltaica, y que sea entonces cuando se dé cuenta de que no los puede firmar, y por tanto, en su empresa tengan que contratar a un Graduado en Ingeniería Eléctrica o similar, con atribuciones profesionales para que los pueda realizar. Este hecho los coloca en una situación de desventaja respecto a otros titulados y en muchos casos verán frustradas sus expectativas profesionales, lo que tiene que servir de profunda reflexión a las Universidades que imparten estas titulaciones.

- ¿Todas las carreras tienen atribuciones profesionales?
No, solo las que dan acceso a profesiones reguladas por Ley, y por tanto han de reunir unos contenidos mínimos que son fijados previamente.

- ¿Por qué títulos con la misma mención no tienen atribuciones en todas las universidades?
La reforma de Bolonia supuso entre otros la eliminación del catálogo de títulos, de tal forma que cada universidad puede poner el nombre que quiera a su titulación, y de aquí es de donde surge todo el problema, ya que con anterioridad la titulación se correspondía de forma directa con la profesión a la que daba acceso, pero en la actualidad titulación y profesión son diferentes, lo que produce una enorme confusión tanto en la sociedad como en los empleadores.

Como he dicho antes, hoy en día a cualquier título se le pone el nombre de Ingeniero, y parece que ya se identifica con la profesión, lo cual es totalmente erróneo, pero además con títulos de igual denominación se pueden estudiar planes de estudio muy diferentes, hasta tal punto que unos dan acceso a la profesión de Ingeniero Técnico de Minas, otros no dan acceso a profesión regulada alguna, y otros a la profesión de Ingeniero Técnico Industrial, y esto sencillamente es un disparate.

Pero la conclusión que se debe extraer del actual sistema, es que el título académico no te identifica profesionalmente, y lo que realmente debe saber el empleador o tu cliente, es lo que tú sabes hacer, para lo cual y conforme se ha comentado anteriormente, será necesario el reconocimiento del aprendizaje permanente a lo largo de la vida.

- ¿Qué recomendación haría a los estudiantes que empiecen este año la universidad?
En este sentido lo tengo muy claro, y siempre recomendaría a los estudiantes elegir un Grado en Ingeniería generalista que otorgue las máximas perspectivas profesionales, y que otorgue atribuciones profesionales, y a partir de aquí y en función de sus expectativas laborales o inquietudes académicas, que realice los máster o cursos de especialización que entienda precisos, porque de esta forma siempre tendrá una base que le dará una mayor flexibilidad a la hora de cambiar de sector profesional.

Cuando un alumno se especializa en el Grado, se está cerrando numerosas puertas profesionales de cara al futuro, y siempre estará condenado a trabajar en un sector determinado sean cuales sean las circunstancias de este, o las suyas propias, y sin duda alguna, supondrán un freno importante para el reciclaje hacia otros sectores, o su propia evolución profesional.

Las atribuciones profesionales siempre serán un recurso más que proporcionará mayor empleabilidad y mayores expectativas de autoempleo a cualquier profesional, por lo que aunque requieran un mayor esfuerzo el estudiar titulaciones que las otorgan, al final tendrán su recompensa.

viernes, 19 de diciembre de 2014

El Gobierno debe saber que liberalización no es libertinaje


Entrevista publicada en CincoDias (Dic. 2014)

"Hemos pasado de ser la cuarta profesión más demandada de todo el mercado laboral a ser la segunda en 2013, y representamos ya el 3,5% de la oferta de empleo para titulados universitarios”. El presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial (Cogiti), José Antonio Galdón, empieza con este balance una larga conversación sobre los retos que la actuación del Gobierno y la evolución del mercado del trabajo europeo traen para el colectivo que representa, del que forman parte 92.000 profesionales.
Pregunta. ¿Cómo evaluaría la Ley de Servicios Profesionales, si se quedara tal y como está en el anteproyecto?
Respuesta. Al principio era optimista, porque en la memoria de análisis de impacto normativo se intentaban superar barreras anticompetitivas, como la que permite a un ingeniero técnico industrial hacer una nave de unos 4.000 metros cuadrados en un recinto industrial, pero le impide proyectar una nave de uso agrícola de 50. Nosotros apoyaremos siempre medidas que mejoren la competitividad, pero el Ejecutivo debe saber que liberalización no es libertinaje.
P. ¿En qué sentido?
R. Los colegios profesionales perderían el control deontológico sobre sus afiliados. Esto es especialmente evidente en la ingeniería, al haber eliminado el visado de los proyectos. La Administración tampoco vigila. Que todos puedan trabajar me parece bien, pero siguiendo las mismas reglas: estar dado de alta en el impuesto sobre actividades económicas, tener un seguro de responsabilidad civil, estar colegiado y acreditado por el colegio. Ojalá todo esto se recogiera en el anteproyecto. Lo único que hace es separar la edificación de la ingeniería. Asimismo, el Gobierno crea cotos cerrados para profesionales.
P. ¿A qué se refiere?
R. A la interpretación que la Subdirección General de Urbanismo del Ministerio de Fomento da de la Ley de Rehabilitación, Regeneración y Renovación Urbanas. Según este organismo, solo los arquitectos y los arquitectos técnicos pueden redactar el informe de evaluación de edificios, aunque nosotros estemos capacitados para ello.
P. ¿Qué le permite afirmarlo?
R. La lógica. Si puedo diseñar una nave industrial, ¿por qué no puedo elaborar un informe de este tipo? En Lorca, después del terremoto, unos 50 compañeros del colegio de Murcia estuvieron haciéndolo. No nos queda otro remedio que recurrir esta interpretación a los juzgados y a la CNMC.
P. ¿Por qué desde su colegio se oponen a lo que llaman la dualidad de la ingeniería; es decir, la existencia de ingenieros técnicos por una parte y de ingenieros por otra?
R. Sé que un ingeniero técnico industrial ha estudiado tres años y un ingeniero industrial, cinco; no voy a negar nunca que existen distintos niveles académicos. Pero en ningún sitio del mundo exigen un máster para ejercer la profesión, con una carrera de cuatro años o tres es suficiente. Cuando en España se acabe esta nostalgia de distinguir entre ingeniero superior e inferior, daremos un paso de modernidad.
P. ¿Está diciendo que son ustedes los ingenieros de referencia a nivel mundial?
R. Sí, así es en Francia, Irlanda, Italia... ¿Quiere ser España el único país que tenga esta dualidad? Nada, hasta que el cuerpo aguante. Lo que está claro es que los nuestros aquí son inferiores y cuando salen fuera son... normales. Y los que aquí son superiores, en el extranjero no tienen a ninguno por debajo, que es lo que les preocupa. Aun así, hay muchísimos dirigentes de colegios de ingenieros industriales más abiertos que están de acuerdo en la necesidad de homogeneizar el sistema.
P. El Consejo de Ministros aprobó a finales de noviembre un real decreto por el que se establece un procedimiento para la equivalencia de los títulos pre-Bolonia al actual marco académico, el Meces. ¿Cómo lo evalúa?
R. Es una forma de vestir al santo. Ya demostramos en un informe que enviamos a Educación en 2011 que hubo planes de ingenierías técnicas antiguas que, por las horas lectivas que tenían, se corresponden con planes de estudio de grado. Lo que está claro es que un titulado universitario no puede ser equiparado a un nivel de formación profesional, que es lo que los ingenieros querían que hicieran con nosotros.
P. Cuando acabe el procedimiento fijado por el real decreto, posiblemente los titulados en ingeniería técnica industrial, una antigua carrera de tres años, obtendrán la equivalencia con el nivel de grado del Meces, que son cuatro años. ¿Qué le diría a un ingeniero técnico que ya ha hecho el curso de adaptación a grado y que ahora verá a compañeros que no lo han realizado obtener el grado por decreto?
R. Le diría que este real decreto llega tarde y que nosotros venimos denunciando la falta de equivalencia desde 2011. Lo más gracioso es que esta norma se aprueba para favorecer a los profesionales extranjeros con tres años de estudios. Cuando vienen aquí, como ya no existe el título de ingeniero técnico, sin la equiparación no podrían lograr el título de grado. Entonces, ¿a ellos sí que se les homologa y a los españoles se nos negaría? Sería una desfachatez.

sábado, 1 de noviembre de 2014

La formación de los ingenieros españoles está por encima de la media del resto de países


Declaraciones publicadas en diario de Ferrol (Nov. 2014)

El presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial (Cogiti), José Antonio Galdón Ruiz, visitó ayer la ciudad naval para impartir una conferencia sobre los nuevos horizontes profesionales a los alumnos de la Escuela Universitaria Politécnica de Serantes, a los que quiso trasladar un mensaje positivo y lleno de ilusión a pesar del complicado panorama económico actual.
Frente a la falta de oportunidades en España, es el momento de “salir al extranjero y desarrollarse profesionalmente para luego retornar”, comentó el relator, quien además abogó por el emprendimiento de estos profesionales dentro del sector industrial como una de las alternativas para acceder al mercado laboral y de paso para generar nueva industria.
El de la energía es otro de los ámbitos que actualmente “está tirando de los ingenieros españoles”, unos profesionales, dijo, muy valorados fuera de nuestras fronteras. “La formación en las escuelas de ingeniería españolas está bastante por encima de la media que en el resto de los países”, afirmó en declaraciones a este periódico. Para Galdón, el título universitario ya no es, hoy en día, una garantía para la inserción laboral, considerando en este sentido como elemento clave la formación continua del profesional.

recursos
Precisamente con el objetivo de facilitar la búsqueda de empleo y apoyar el desarrollo de la carrera profesional de los ingenieros (ya sean alumnos, recién titulados o profesionales), la institución presidida por Galdón Ruiz dispone de una serie de recursos como la plataforma “proempleoingenieros.es”, una herramienta de servicios globales entre los que se incluyen información, becas, primer empleo, mentoring o coaching, entre otros.
Tras más de un año y medio trabajando en ella y en plena fase de pruebas, el nuevo recurso se pondrá en marcha oficialmente el próximo día 19 de noviembre en el transcurso de un acto que tendrá lugar en Madrid.
De esta herramienta habló ayer el representante del Cogiti a los estudiantes de la Politécnica de Serantes pero también de otros programas de los que dispone el mencionado consejo dirigidos, por ejemplo, a la movilidad internacional. “Tenemos puntos de contacto en países como Alemania e Irlanda donde los compañeros pueden recibir información y asesoramiento”, explicó en el transcurso de su intervención en la escuela.

martes, 10 de junio de 2014

La ingeniería técnica industrial, una profesión cada vez más competitiva y demandada por los empleadores.

Publicado en la revista Técnica Industrial (Junio 2014)

En fechas recientes hemos conocido una magnífica noticia que nos hace mirar al futuro con la esperanza y el atisbo de ciertos signos de reactivación económica. Y es que la ingeniería técnica industrial ha protagonizado el mayor avance en el escalafón de las profesiones más demandadas por las empresas empleadoras, situándose en segunda posición, por detrás de administración y dirección de empresas (ADE), y dejando atrás el cuarto puesto que ocupaba hace tan sólo dos años.
La profesión de ingeniería técnica industrial, a la que ahora se accede a través de los títulos de grado en ingeniería de la rama industrial, concentra ya el 3,5 % de las ofertas de empleo, proporción que alcanza el 5,6 % si se tiene en cuenta solo la oferta que se dirige a los universitarios, según se recoge en el informe sobre las carreras con más salidas profesionales. Además, entre las cuatro ramas tradicionales de las carreras universitarias (técnicas, ciencias, humanidades y ciencias sociales y jurídicas), la más solicitada por las empresas sigue siendo la rama de las carreras técnicas, con el 42% de las oportunidades de empleo.
Estos buenos datos se unen al hecho de que el mercado de trabajo está atravesando un punto de inflexión, aunque no hemos de olvidar que nuestra economía necesita todavía los cuidados necesarios para que realmente pueda abrirse el camino hacia un crecimiento sólido. Esta recuperación económica sebe ser, en buena medida, auspiciada por los ingenieros, ya que esta profesión representa un signo evidente de la competitividad que necesita este país para dar por finalizada la crisis económica, y entrar así en una nueva etapa de prosperidad. Y es que no hay que olvidar que las atenciones que necesita nuestra economía parten de la base de que la industria es la única actividad capaz de aunar el modelo de crecimiento que conlleve a la generación de la riqueza.
Para ello, es imprescindible llevar a cabo una adaptación constante de los estudios universitarios a las necesidades de las empresas, impulsando el espíritu emprendedor, la movilidad internacional y la competitividad. Además, la industria es el sector más innovador, y de ahí que requiera también una formación continua eficiente, ya que los conocimientos adquiridos exclusivamente en la enseñanza reglada no son suficientes actualmente para desarrollar con garantías toda una carrera profesional.
Al mismo tiempo, es necesario hacer un esfuerzo para atraer a los jóvenes hacia la formación técnico-científica, y garantizar de este modo que las competencias profesionales satisfagan las necesidades de la industria. Los estudiantes de ingeniería han de ser conscientes de que, gracias a los conocimientos que van a adquirir durante su carrera, estarán contribuyendo a sacar a flote a nuestra maltrecha economía, y servir así a la sociedad, a través de su trabajo.
También han de saber que en este arduo camino no están solos: cuentan con el respaldo y el apoyo de los colegios profesionales, cuyo objetivo es, en definitiva, servir a la sociedad. En el caso de nuestros colegios, a través de las múltiples iniciativas que están llevando a cabo en los últimos años y que, junto con el Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial (Cogiti), han contribuido a mejorar la empleabilidad de los ingenieros.
Medidas como la Acreditación DPC (Desarrollo Profesional Continuo) Ingenieros, la Estrategia de Emprendimiento y Empleo joven 2013-2016, la Plataforma Proempleoingenieros, la Plataforma de formación online, el Plan de Movilidad Internacional, el Punto de Contacto en Alemania o la recién creada Escuela de Fomento Industrial, entre otras actuaciones, vienen a refrendar la utilidad de todas ellas, poniendo a disposición de los ingenieros las herramientas competitivas que van a necesitar en el desarrollo de su profesión.
Sin embargo, la extraordinaria noticia para la profesión con la que comenzaba este editorial no va a significar en ningún caso que cejemos en nuestro empeño por conseguir mejorar todavía más las cifras de empleabilidad; este es sin duda un objetivo prioritario al que los colegios dedicamos en la actualidad -y así seguiremos haciéndolo en el futuro- gran parte de nuestros recursos.
Continuaremos trabajando con más fuerza, si cabe, para los muchos ingenieros e ingenieras que actualmente siguen sin empleo, reforzando nuestras virtudes profesionales en las empresas, y potenciando el sector industrial que nos define.

sábado, 24 de mayo de 2014

La Ingeniería que está por venir (Publicado en CincoDias 05/2014)

Artículo publicado por CincoDias el 24/05/2014

Artículo publicado en la Revista Técnica Industrial (Marzo 2014)

Desde que entramos a formar parte de la Unión Europea, el 1 de enero de 1986, comenzó un proceso de convergencia en todos los ámbitos con los países de nuestro entorno y un acercamiento al resto de países del orden mundial, lo que a su vez ha supuesto una modernización generalizada y un desarrollo sin precedentes.
Pero desgraciadamente, nuestra sociedad o parte de ella, sigue manteniendo cierta nostalgia y conservadurismo en determinados sectores que imposibilita puedan darse pasos decisivos en cuestiones tan importantes como las profesiones y lo que ello conlleva de cara a la movilidad, empleabilidad y competitividad de los profesionales.
Y un hecho claro, es lo que ocurre con la dualidad de las profesiones de ingeniero e ingeniero técnico en España, y que como es lógico, no existen en ningún país del mundo (o por lo menos que conozcamos). Pero lo peor de todo, es que lejos de tratar de adaptarnos de la mejor forma posible al establishment europeo y mundial, lo que al parecer queremos, es que los demás se adapten a nuestro modelo, algo que además de ingenuo, me parece imposible.
Con la reforma del Espacio Europeo de Educación Superior se perdió una oportunidad única de converger a las profesiones de ingeniería del resto del mundo, donde el grado (bachelor) es la única titulación exigida para poder ejercer la profesión de ingeniero, y sin embargo aquí en España, para que pudieran seguir existiendo las profesiones de ingeniero e ingeniero técnico, se vulneraron todos los principios que rige Bolonia y por ende, la legislación española (R.D. 1393/2007 y R.D. 861/2010), y se crearon unos títulos de máster generalistas y habilitantes, que no tienen homólogo en ningún país.
Y es que, frente a lo que se piensa en España, que para ser ingeniero hay que estudiar seis años (cuatro de grado más dos de máster), en el resto de países es suficiente con un máximo de cuatro años, lo cual nos coloca en una posición de desventaja competitiva respecto a otros profesionales.
Y ahora seguro que hay alguien que piensa y no con poca razón, que el ingeniero recién titulado de seis años sabrá más que uno de cuatro, y eso no es discutible, pero lo que hay que preguntarse, es si es verdaderamente necesario y si podemos permitírnoslo, porque supongo que nadie pondrá en duda la preparación y profesionalidad de los ingenieros alemanes, británicos, estadounidenses, y japoneses.
Y es por ello que todo el mundo tiene que saber que lo que en España es un ingeniero técnico o graduado en ingeniería, en el resto del mundo es un ingeniero, y que cuando salimos a trabajar fuera de nuestro país lo hacemos como ingenieros de pleno derecho, aunque por qué no decirlo, en la mayoría de países se requiere una habilitación profesional por parte de las asociaciones profesionales equivalentes a los Colegios en España, que es lo que realmente otorga las garantías necesarias para la sociedad, y este es el modelo que desde nuestro Consejo General estamos implantando a través de la Acreditación DPC Ingenieros, que certifica el desarrollo profesional continuo (experiencia y formación).
En este sentido, estamos trabajando para eliminar las pocas barreras que el ingeniero técnico español encuentra en algún país, como es el caso de la reciente resolución de UK Naric por la que un ingeniero técnico ya está reconocido como bachelor (grado), y por tanto puede optar al ejercicio de la profesión de ingeniero y a continuar con sus estudios de postgrado, algo que hasta la fecha y por cuestiones que no conviene comentar, nos estaba siendo vetado en este país.
No cabe duda de que ha sido un gran logro, pero para mí solo ha significado una cuestión de justicia y razón, que son las que nos deberán acompañar en el cambio que está por llegar a nuestro país.
Ha llegado el momento y no podemos seguir nadando contra corriente, el tiempo de la dualidad en las profesiones de Ingeniería españolas toca a su fin.

sábado, 22 de marzo de 2014

Galdón apunta al grado con atribuciones como "el único válido" para ejercer fuera de España


Declaraciones publicadas en la Nueva España (Marzo 2014)


"Estamos contra los grados sin atribuciones". El Presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial (COGITI), José Antonio Galdón, quiso salir al paso de la polémica surgida en los últimos días a raíz del título de Tecnologías Industriales, cuestionado por su carácter de "grado blanco", en aquellas universidades donde no otorga atribuciones profesionales y para obtenerlas es necesario cursar un máster posterior de carácter generalista. 

La crítica de los Ingenieros Técnicos se dirige hacia la "confusión" que genera la convivencia de grados con y sin atribuciones, sin que se informe de ello a los alumnos, se quejó Galdón. Por ello, desde el Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial reclaman, como ya trasladaron al Ministerio de Educación en su momento, que se aclare esta situación. Sin tratar de restar autonomía a las universidades, el problema es que "el título hoy no te define profesionalmente", advierten, al tiempo que abogan por un sistema de acreditaciones que evite la confusión actual ante la sociedad, los empleadores y los clientes. 

"A los alumnos les recomendaría que estudien un grado de cuatro años con atribuciones profesionales. Si quieren un máster después, que lo hagan. Lo que queremos es que los chavales sepan para qué les sirve el grado y si tienen que hacer seis años o cuatro", argumenta Galdón. El Presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial cita como ejemplo de la confusión actual la coexistencia de un mismo título de ingeniería de la energía que en varias universidades no dispone atribuciones, en otras da acceso a la profesión de ingeniero energético y en otras, a la de ingeniero técnico de minas.

Para Galdón, mantener dos niveles en la profesión (Ingeniero e Ingeniero Técnico) resulta "arcaico y denostado" y añade que el grado de Tecnologías Industriales sin atribuciones "no tiene sentido nunca" porque el alumno se inicia en una formación más generalista (menos especialista) para cursar después unos estudios de máster, también generalistas. "No dudo de calidad de los estudios, de hecho los titulados de la Politécnica de Gijón están muy valorados; es el centro que mejores ingenieros ha dado a este país", continúa Galdón. Su foco se encuentra ahora en promover una campaña informativa para que los alumnos "sepan qué titulación elegir".

Con la nueva Ley de Servicios Profesionales, recuerda Galdón, se resolvería este conflicto y "nuestros ingenieros serán ingenieros en todo el mundo". El presidente del COGITI insiste en que la titulación de referencia para ejercer en todas partes es el grado con atribuciones, no el máster, y lamenta el "fuerte corporativismo" que existe en España en torno a los colegios de ingenieros, un atraso, a su juicio, "que nos pone a la cola en competitividad" porque "aquí hay que estudiar seis años para ser ingeniero y en otros países, cuatro".

Entre los colegiados la sensación es que la actual indefinición del sistema universitario español hace que en cada región "se funcione de una manera" y que, por tanto, no exista unanimidad a la hora de unificar los títulos como se pretendía con la adaptación al Espacio Europeo de la Educación Superior.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Aconsejo a los jóvenes ingenieros sin trabajo que salgan fuera y se realicen


Entrevista publicada en la Nueva España (Marzo 2014)

José Antonio Galdón es el presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial, una profesión "con demanda y futuro". Ayer visitó el campus de la Escuela Politécnica de Ingeniería para , a pesar de la crisis, lanzar a los estudiantes "un mensaje positivo", porque "están muy bien preparados y hay muchísimas oportunidades".
-¿Sigue siendo la falta de trabajo en España la principal preocupación entre los titulados?
-Efectivamente la principal preocupación es el empleo, cómo van a trabajar tanto aquí como fuera. También les surgen las dudas con respecto a la profesión de ingeniero técnico, que no existe en ningún país del mundo, y tenemos que dejarles claro que van a poder trabajar fuera como ingenieros.
-¿Qué actuaciones lleva a cabo el Consejo para ayudar a los nuevos titulados?
-Sobre todo los orientamos para que puedan encontrar empleo. Lo más importante es la formación continua que van a necesitar, y que la propia normativa prevé que sea obligatoria para los profesionales, y nosotros contamos con una plataforma de formación on-line. Otra cuestión importante es la competitividad de los propios profesionales; la ley va a eliminar esa barrera, esos cotos cerrados que hay hoy en día para los profesionales en función de las ramas de la profesión de ingeniería, y van a tener que ser más competitivos, tendrán que venderse mejor y tener su propia marca personal, donde venga reflejada toda su formación, experiencia y competencias profesionales. También tenemos una plataforma pro empleo de los ingenieros que aparte les dará información sobre todas las nuevas oportunidades profesionales que vayan surgiendo aquí.
-¿Y para quienes están ya fuera?
-Hoy en día, y como desgraciadamente nos seguimos viendo obligados a salir a trabajar afuera, tenemos un plan de movilidad internacional, con un punto de contacto por ejemplo en Stuttgart, donde los ingenieros pueden dirigirse a una oficina física en la zona más industrializada del mundo con el sector automovilístico. En ese plan de movilidad les vamos a ofrecer todas las posibilidades para salir fuera, toda la información que necesitan para trabajar en otros países y también va a llevar asociado un plan de retorno que para nosotros es lo más importante. Ahora mismo, si no hay oportunidades en España, que salgan fuera, que trabajen, aprendan y se realicen como profesionales y que tengan la posibilidad de regresar. Estamos peleando muchísimo para ver si somos capaces de reactivar nuestro tejido industrial, que es la pieza fundamental que nos falta hoy en día. Van a ser los jóvenes los que van a tener que enfrentar todos estos cambios; la nuestra es una profesión centenaria, pero en breve se va a iniciar una etapa nueva, y son ellos los que van a tener que ejercer esa transformación. Es importante que sepan que tienen compañeros detrás que les van a ayudar a superar estas dificultades.
-¿En qué consiste el plan de retorno?
-El Plan de retorno se basará sobre todo en la información, mantener a los compañeros que salen fuera en contacto para notificarles todas aquellas nuevas oportunidades profesionales que vayan surgiendo en nuestro país, en diferentes campos profesionales, y que en el momento en que puedan y quieran regresar, puedan hacerlo.
-¿Están los nuevos graduados concienciados de que lo más fácil es que tengan que irse de España?
-Estamos hablando de que tenemos un 14 por ciento de desempleo, seguimos siendo una de las profesiones más demandadas dentro de nuestro país. Pero aún así es cierto que estábamos acostumbrados a un paro testimonial, puramente de mejora de empleo. Yo les recomiendo a todos que antes de quedarse aquí, trabajando en algo que no sea lo suyo, se vayan fuera porque hay muchísimas oportunidades, y les vendrá bien como experiencia personal, para aprender otro idioma y también para crecer profesionalmente. Es una experiencia totalmente enriquecedora y no hablamos de fuga de talentos, sino de que vamos a potenciar esos talentos fuera de España para luego poder aprovecharlo aquí; hay que verlo siempre desde un punto de vista positivo.
-¿Qué consejos les daría a los estudiantes?
-El mensaje que yo siempre traslado es positivo, de que hay muchísimas oportunidades, de forma especial en el emprendimiento. Los chavales tienen una titulación con muchísimas competencias que les va a abrir muchas puertas. Es una carrera muy generalista, demandada y con conocimientos sólidos. Ellos también se lo tienen que creer, y responsabilizarse para ofrecer a la sociedad todo lo que han recibido de ella. La formación del ingeniero conlleva un coste y deben asumir su responsabilidad para trabajar y aportar a la sociedad. El camino es largo, pero que vayan poco a poco y con ilusión, que no cunda el desánimo. No cabe duda de que un ingeniero español allá donde vaya está bien considerado, hemos demostrado ser ingenieros punteros y aunque tengamos mala imagen por otras cuestiones, sí que en esto no hay duda de que somos buenos.

domingo, 10 de marzo de 2013

La competitividad de los profesionales

Publicado en la Revista Técnica Industrial (Marzo 2013)

Estamos en un momento clave para definir las bases del progreso, el desarrollo y la modernidad de nuestro país, que tiene el reto de alejarse del ostracismo y los corporativismos profesionales clasistas y propios de otra época, y mirar hacia el futuro con nuevas perspectivas europeas y mundiales para situarnos de forma decidida en el siglo XXI.
Ciertamente, son muchas las reformas que se han de afrontar, y son muchos los cambios que se han de producir. Pero para que ello sea posible, hay que tener una voluntad decidida de cambio y dejar atrás las rémoras del pasado que nos impiden avanzar.
Movilidad, empleabilidad y competitividad, son los principios que deben regir este nuevo modelo, y máxime en nuestro país, en el que damos muestras sobradas de un gran déficit de los mismos.
El Ministerio de Economía y Competitividad, con muy buen criterio, quiere reformar el sector profesional de las ingenierías y la arquitectura. Pretende eliminar todas aquellas barreras que hasta la fecha han generado tensiones y luchas intestinas para acotar los campos de actividad de las distintas profesiones, lo que, sin duda alguna, supone un freno para el correcto desarrollo profesional y social.
Un país no puede prosperar si sus profesionales no son competitivos, pero para serlo tienen que tener los instrumentos necesarios. No es entendible que a un profesional que posee los conocimientos precisos para la realización de un determinado trabajo técnico se le niegue la posibilidad de realizarlo por el mero hecho de no tener la titulación académica adecuada, del mismo modo que no es entendible que sigan existiendo campos de actividad reservados para unos determinados profesionales y que excluyen a otros con similares capacidades técnicas.
Tenemos que ser capaces de eliminar todo aquello que genere rigidez y pueda resultar anticompetitivo. Pero esa liberalización no se debe confundir con el libertinaje, y ahí reside el papel esencial de los colegios profesionales, que deben tomar las riendas para la habilitación profesional, basándose para ello en las competencias adquiridas a través de la titulación académica y en el reconocimiento de aquellas otras basadas en el desarrollo profesional continuo (experiencia y formación), tal como ha recomendado la propia Comisión Europea a los Estados miembros.
Los colegios hemos de ser garantes de la calidad y las buenas prácticas profesionales de nuestros colegiados, porque ese es el verdadero servicio que espera la sociedad de nosotros, y en ello hemos de poner todo nuestro empeño. De este modo, además, los colegios seríamos un pilar fundamental para poder llevar a cabo con las máximas garantías esta reforma del sector profesional que el país necesita..
Pero la reforma podría ser aún más profunda si, como ocurre en otros países más avanzados, como EE UU, Canadá o el Reino Unido, fueran los propios colegios profesionales los que fijaran los criterios de acceso y habilitación para el ejercicio profesional. De este modo, se superarían las insuficiencias de la situación actual en nuestro país, que asocia estos criterios a la simple posesión de una determinada titulación académica, sin mayores requisitos. Avanzar en esta dirección permitiría evolucionar el sistema universitario y mejorar la competitividad de los profesionales.
En la actualidad, el mero hecho de poseer un determinado título académico posibilita el acceso al ejercicio de ciertas profesiones, sin necesidad de demostrar ningún reciclaje de conocimientos ni el aprendizaje de nuevas técnicas, lo cual no deja de resultar un tanto inconcebible en un mundo en el que los avances tecnológicos se suceden de forma vertiginosa. Está claro que el sistema actual no potencia la competitividad de los profesionales, puesto que la titulación otorga unas atribuciones profesionales fijas y de por vida, sin posibilidad de ampliarlas y sin exigencia alguna de mantenerlas, lo que, de alguna forma, podría llevar al profesional a un acomodo contrario a la necesaria evolución profesional.
Por suerte, en la ingeniería técnica industrial las cosas no son así. La inmensa mayoría de nuestros profesionales está en constante evolución, por responsabilidad, por motivación y por compromiso con las exigencias de la sociedad para el correcto desarrollo de nuestra labor profesional. Y esto es lo que nos hace ser muy competitivos, aunque nuestra competitividad podría aumentar notablemente si pudiésemos ir ampliando atribuciones profesionales a lo largo de nuestra vida profesional.
Teniendo en cuenta que la competitividad de los profesionales afecta directamente a la de las empresas y las Administraciones, y que de este modo contribuye a un mayor desarrollo del conjunto del país, que a la postre es nuestro principal objetivo, los colegios profesionales tendremos que ser capaces de adoptar las medidas oportunas que posibiliten este cambio sin aferrarnos al pasado.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

martes, 26 de junio de 2012

Entrevista en Onda Cadiz TV (Junio 2012)

Entrevista en Onda Cádiz TV, junto al Presidente del Consejo Andaluz y el Secretario del COGITI, sobre todos los temas de actualidad de la Ingeniería Técnica Industrial.                                                                                              

sábado, 10 de marzo de 2012

60 años de historia profesional


Publicado en la Revista Técnica Industrial (Marzo 2012)

La revista Técnica Industrial cumple este mes 60 años. Al hojear los primeros números de la publicación pienso en cómo ha evolucionado nuestra profesión y, al mismo tiempo, los cambios que han experimentado los colegios profesionales. Pero lo que es más importante, en sus páginas ha quedado plasmada la historia de la ingeniería técnica industrial de las seis últimas décadas, nuestra historia.
La revista nació como una publicación trimestral del entonces denominado “Órgano Oficial de la Asociación Nacional de Peritos Industriales”, en marzo de 1952. En el primer número se hacía una declaración de intenciones de lo que pretendía ser la revista Técnica Industrial: “Las páginas de esta publicación que hacen los peritos industriales de España se abren, por primera vez, con el deseo de cooperar intelectualmente con aquellos conocimientos que hace ahora cien años tienen puestos al servicio de la industria española. Los peritos industriales han sentido desde el primer momento la necesidad de que una industria eficaz contribuya a elevar el nivel de vida de España”. Y así ha seguido siendo.
Su trayectoria no ha estado exenta de dificultades, al igual que nuestras instituciones. A lo largo de todos estos años, hemos logrado capear las crisis, las turbulencias económicas, los cambios en las políticas educativas… y también hemos sabido adaptarnos a la evolución de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, la gran fortaleza de la revista durante todos estos años ha sido y es la autonomía, la independencia y la ilusión por realizar un buen trabajo, que siempre han caracterizado el proceder de todas las personas que hacen posible que siga editándose fiel a su cita.
Llegados a este punto, ¿haría falta decir más sobre la importancia de continuar con esta labor? Sin lugar a dudas, Técnica Industrial se ha convertido en un medio de comunicación generador de conocimiento en el ámbito de la ingeniería industrials, apostando por la divulgación técnica y de las novedades tecnológicas, sin olvidar la identidad de nuestro colectivo.
En este número en el que se conmemora su 60 aniversario hemos querido hacer un guiño a la evolución de nuestra profesión, a la que hacía referencia al principio, y por ello hemos incluido un artículo publicado en el primer número de la revista titulado La normalización, necesidad del presente, del ingeniero técnico industrial Pío González Álvarez, que en 1952 era el secretario del Departamento de Normalización del Instituto Nacional de Racionalización del Trabajo, al que se han añadido unos interesantes comentarios que sobre dicho artículo ha realizado el Gonzalo Sotorrío González, director de Normalización de Aenor.
Si echamos la vista atrás, hace 10 años, cuando se conmemoró el 50 aniversario de Técnica Industrial, el entonces presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial, Manuel León Cuenca, manifestaba: “es muy posible que nuestra profesión esté en uno de los momentos más positivos de su larga vida”. Ahora la situación ha cambiado: vivimos inmersos en tiempos difíciles tanto por la actual coyuntura económica y laboral como por el hostigamiento que, en cierto modo, nuestros colegios están sufriendo en los últimos años con motivo de ciertas decisiones del poder ejecutivo y legislativo de turno. Sin embargo, nuestras miras siguen puestas en la representación y defensa de nuestra profesión, y continuaremos velando por la seguridad de los ciudadanos como usuarios y clientes de las instalaciones y obras de ingeniería, que al fin y al cabo es nuestro principal cometido.
También me gustaría lanzar desde esta tribuna un mensaje de optimismo. Es cierto que corren tiempos difíciles, pero nuestros profesionales siguen siendo de los más demandados en el ámbito laboral, y el sector industrial nos necesita. Somos un colectivo dinámico, luchador y emprendedor, pero sobre todo muy preparado y formado. Por ello, ningún esfuerzo será en vano para mantener nuestro compromiso con la industria española y europea. Desde nuestras instituciones, tampoco cejaremos en el empeño por lograr el reconocimiento que los ingenieros técnicos industriales se merecen en nuestra sociedad, empezando por la puesta en marcha de iniciativas que den un valor añadido a su formación y a la experiencia profesional adquiridas lo largo de la vida, y que se pueda trasladar también al contexto europeo.
Termino esta reflexión pensando en el bagaje que nuestra revista lleva a sus espaldas. Ha sido largo el camino del aprendizaje, de la consolidación, del trabajo y del esfuerzo puesto en cada número. Pero puedo asegurar que ha merecido la pena. Por suerte me corresponde a mí expresar en este momento mi gratitud a todos los que han hecho posible que nuestra revista cumpla 60 años, y contamos con toda la ilusión para que cumpla muchos más.

viernes, 12 de agosto de 2011

La ingeniería técnica industrial se mantiene, pese a la crisis, entre las más demandadas

Entrevista publicada en la Nueva España (Agost. 2011)



Desde su acceso al cargo de presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial, el pasado mes de marzo, José Antonio Galdón no ha hecho más que reclamar, junto a su equipo, lo que considera «es de justicia» para la profesión. Por un lado, es partidario del reconocimiento automático del título de grado a los ingenieros técnicos industriales en ejercicio y, por otro, promueve toda una serie de acciones encaminadas a poner en valor una titulación universitaria que, a su juicio, está resistiendo mejor la crisis que otros sectores. Ayer participó en Gijón en los encuentros de los ingenieros técnicos industriales que se celebran en la Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA).


-¿Está de acuerdo con el curso de adaptación al grado que se ha planteado para los profesionales de la ingeniería técnica?



-Ahora mismo es un disparate total la gran variedad de criterios que están utilizando las universidades para una misma profesión. En todo el territorio nacional hay diferentes pautas, desde los cursos de adaptación de 36 créditos más 12 de proyecto fin de grado hasta escuelas donde se ha programado con 96 créditos. Nosotros estamos pidiendo que haya una sintonía total en todas las escuelas y el reconocimiento de la experiencia profesional. No puede ser que un ingeniero técnico industrial de Murcia sea totalmente diferente del de Gijón.



-¿Tiene sentido que un ingeniero técnico con una trayectoria profesional reconocida vuelva a pasar por la Universidad?



-Nosotros proponemos que la obtención del título de grado sea por el reconocimiento de una experiencia profesional de 3 a 5 años. Creemos que es tiempo suficiente y ahí hay sentencias europeas que lo avalan porque lo que buscamos es la eficacia de los ingenieros. Si tienen que añadir un curso más a la formación que ya tienen es mejor que empleen ese tiempo y esos recursos en un máster o en un curso más específico para su desarrollo profesional. Ése es otro de los principios de ineficacia del sistema. Y luego tenemos el problema de que las universidades públicas no pueden absorber ahora mismo la demanda que hay para los cursos de adaptación al grado.



-¿Se han desbordado las matrículas?



-Exacto. Nosotros estamos hablando que las universidades públicas no cubren ni el 5% de la demanda. Para los ingenieros técnicos, que destacamos por la formación continua y la visión de futuro, no es admisible que se nos obligue a cursar 96 créditos, con cerca de año y medio de formación.



-¿Qué solución proponen?



-A través del Grupo parlamentario Popular se presentará una proposición no de ley en el Congreso en la que se pide una especie de proceso de transición que permita a través de una experiencia profesional de tres a cinco años el reconocimiento automático del título de grado. No podemos estar limitados a la libertad de criterio de cada Universidad. Y queremos que los grupos políticos se retraten para ver si coinciden o no con nuestra demanda.



-A la vista de lo expuesto, parece que «Bolonia» ha sido el gran fracaso para la ingeniería técnica industrial.



-No en su totalidad porque para nosotros representa algo bueno: la desaparición de los dos niveles existentes hasta ahora en la ingeniería; pero estamos en desacuerdo en la forma en que se está llevando a cabo el cambio, por la disparidad de criterios y diferencias en su aplicación. En realidad, «Bolonia» es un proceso positivo porque abre puertas a Europa.



-Tanto que ahora sus ingenieros que están marchando a Alemania.



-Nos hemos reunido con el director de la Cámara de Comercio de Alemania para ver la manera de colaborar, pero no sólo en el sentido de que nuestros ingenieros vayan allí sino que las empresas alemanas también vengan a España. En una encuesta que enviamos a los colegiados se detectó que del 10 por ciento de parados que existe en la ingeniería técnica industrial, un tercio estaría interesado en irse a Alemania. Para ello, un problema bastante serio que tenemos es el del idioma. Y eso es importante porque en Alemania el perfil más demandado es el de ingeniero técnico industrial.



-¿Qué alternativas encuentran los ingenieros que optan por salir al extranjero?



-En España carecemos de centros de investigación y desarrollo y nuevas tecnologías y queremos que nuestros titulados puedan encontrar también aquí una salida laboral. No queremos únicamente que se desplacen fuera. Es bueno que salgan al exterior. De hecho, hemos lanzado encuestas para que la Cámara de Comercio Alemana nos traslade las ofertas que hay en ese país y ver qué formación necesitan los ingenieros para irse. Para la ingeniería, Alemania es la referencia tecnológica y un ejemplo de pragmatismo en su funcionamiento. Por eso, representa el espejo en el que mirarnos.



-¿El hecho de que se haya impuesto grados especialistas y másteres generalistas les perjudica?



-Toda la oferta profesional es de un ingeniero multidisciplinar. La industria española es pequeña y precisa de ingenieros generalistas que sepan de todo. Tenemos constatado que un 62% de nuestros titulados acaba trabajando en otra especialidad que no es la suya. Al final estamos destrozando ese recurso al hacer grados especialistas. La lógica no es ésa. Para otras cosas estarían los másteres.



-¿Cómo está respondiendo la profesión a la situación económica actual?



-La nuestra sigue siendo una de las titulaciones más demandas del mercado laboral. Además, hemos detectado que el ingreso de alumnos de grado ha crecido porque se han dado cuenta de que tienen muchas salidas profesionales. Dentro de lo malo, nuestros datos de desempleo son relativamente buenos: de un paro testimonial en torno al 2,5% hemos pasado a un 8% o un 9% en la actualidad.



-¿Qué proyectos tienen en marcha desde la nueva junta directiva del Consejo?



-Estamos trabajando en un sistema de acreditación profesional que recoja la experiencia laboral y formación continua de nuestros titulados, para que se les reconozca su preparación y la sociedad pueda disponer de los mejores profesionales.



-¿Cómo ha afectado la supresión del visado obligatorio a los colegios profesionales?



-A causa de la crisis estamos detectando que se registran menos visados y también problemas de intrusismo y mala praxis, con falsificaciones de firmas en algunos proyectos, poniendo en peligro a la sociedad y al usuario. Para ello estamos adoptando medidas para que desde la Administración se puedan detectar éstas y otras incidencias.



-¿Cuál es el impacto de la Transposición de la Directiva de Servicios sobre las profesiones colegiadas?



-Si nos quitaran la colegiación obligatoria, que está pendiente de confirmar, perderíamos la representación profesional que tenemos los ingenieros técnicos industriales y también el carácter proteccionista que los colegios tienen sobre los titulados y la sociedad en general.

José Antonio Galdón Ruiz


Murciano de 36 años, José Antonio Galdón accedió el pasado mes de marzo al cargo de presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial (COGITI), una entidad que representa a 93.000 profesionales en toda España. Galdón es el ingeniero técnico industrial más joven en este puesto. Desde 2007 y hasta su elección como presidente del Consejo era decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Murcia. Antes había sido funcionario en el Ayuntamiento de Yecla.