Pincha aquí para ver el Video del Santuario del Castillo de Yecla realizado mediante tecnología de escaneado láser 3D
La visita virtual al Santurario será incorporada en breve, en la web de la Asociación de Mayordomos de Yecla.
Pregón Fiestas de la Virgen de Yecla (año 2014)
"372 AÑOS COMPARTIENDO 15 VALORES"
La
vida nos depara momentos muy especiales, y créanme que este lo es, y mucho para
mí. Estoy realmente nervioso, y al mismo tiempo entusiasmado por estar hoy
aquí, en este bello teatro, con mis paisanos, la gente que quiero, y bajo el
manto, invisible pero efectivo, de nuestra Virgen, “Maria Inmaculada” la que
nunca nos falla.
El
día que Jose Francisco me ofreció el alto honor de pregonar nuestras Fiestas,
tuve una respuesta totalmente impulsiva e irreflexiva, y casi diría, que
impropia de mi persona, pues acepté sin dudar ni un segundo. Y como es normal,
la reflexión y la preocupación vino después.
No
he sentido miedo, pero si mucho respeto por poder estar a la altura que Yecla,
sus gentes, su Fiesta y su Patrona se merecen, y esta ha sido y sigue siendo mi
preocupación a esta altura de mi intervención.
He
de confesar que es la primera vez que realizo un Pregón, pero también han de
saber que estoy muy familiarizado con lo que podría considerarse el centro del
mismo, que sería, el anunciar las Fiestas de la Virgen del Castillo.
Y
es que han sido innumerables las ocasiones en las que por supuesto, en privado
y en voz baja, he explicado en qué consisten nuestras Fiestas, nuestra ciudad y
nuestra cultura, y créanme, que aunque no por mis grandes dotes comunicativas y
sí por lo especiales de las mismas, son muchas las personas, que de una u otra
forma han acabado admirando las realidades de nuestro pueblo.
Pero
un pregón dirigido hacia mis paisanos tiene que tener algo más, y tiene que
transmitir y dejar un mensaje en quienes lo escuchan, y ese será mi principal
objetivo, además de no aburrir, ni extenderme en exceso, que casi siempre suele
ser malo.
Pero
si hay algún exceso que no resulta perjudicial, este es el exceso de gratitud,
y es precisamente lo que siento yo por Yecla y su ciudadanía. Y es que ha sido
en esta tierra y con ustedes y con vosotros, donde se han forjado mi carácter,
y mis sentimientos.
Aquí
tengo mis amigos, los mismos que están hoy acompañándome, como siempre lo han
hecho cuando los he necesitado, aquí comencé mis estudios y comencé mi
trayectoria profesional, aquí tengo a mis compañeros de trabajo del
Ayuntamiento, y aquí conocí hace más de 12 años, a la mujer de mi vida, a
Úrsula.
Pero
claro, el que yo haya tenido la enorme fortuna de criarme en Yecla, se lo debo
a mis padres, ellos son los que tuvieron la visión y la providencia divina de
su lado, para que llegásemos a esta tierra cuando solo contaba con dos meses de
vida. Ellos han sido los que han sacrificado, pero sin renunciar, a sus raíces
de Santisteban del Puerto (Jaén), para que nosotros, mi hermano Alfonso, y mis
hermanas gemelas Ascen y Seve, pudiésemos tener las nuestras aquí, y ellos han
sido, los que nos han educado en la Fe Cristiana y sus valores, y por supuesto,
a los que les debemos todo lo que tenemos.
Como
pueden ver, soy una persona muy afortunada, aunque no por ello exenta de problemas
y sufrimiento, pero como tal, intento afrontar siempre la vida, con optimismo y
positividad, aunque a veces, no resulte nada fácil, como entiendo también les
ocurrirá a muchos ustedes.
Pero
hoy, tengo que pregonar las Fiestas en “mayúscula”, las Fiestas de nuestra
Santa Madre, las Fiestas de Maria Inmaculada
y con solo nombrarla se me inunda el corazón de “Esperanza” la que deseo inunde los suyos al término de esta alocución.
Sras.
y Sres. Nuestro Papa Francisco en su primera Misa del año 2014 nos mandó un
mensaje muy claro: Fuerza, Coraje y
Esperanza, y esto es lo que tenemos que interiorizar todos, para afrontar
el presente con la mirada puesta, en el éxito del futuro.
Y
para ello, quiero reivindicar hoy aquí los valores que tenemos los yeclanos,
los valores que nos han hecho superar todas las dificultades, y los valores que
nos permitido prosperar y mejorar, y todo ello, sumado, a lo arraigado de
nuestra fe cristiana, y el fervor a nuestras Fiestas patronales de la Virgen
del Castillo.
Es
obvio, que las raíces de Yecla y sus gentes, sus costumbres, su forma de ser,
sus valores, y sus pasiones están en su historia, en la que portamos todos y
cada uno de nosotros y en la historia que nos queda por seguir haciendo, y de
esta forma, Yecla será, lo que nosotros queramos que sea, mas lo que ya es y ha
sido, es decir, y perdónenme por el símil, será como un vino de Jerez.
Y
es que en Jerez, nunca llega a vaciarse totalmente el tonel, y cada año se
mezcla el vino nuevo con el que resta de los años anteriores, obteniéndose por
tanto, una mezcla homogénea, pero que recoge las propiedades de tanto de la
última cosecha como de todas las anteriores.
Pero
hecho este inciso, que espero solo sirva para la didáctica, coincidirán conmigo,
que donde esté un vino de Yecla, que se quite el de Jerez.
Y
aprovecho esta ocasión, para trasladar mi felicitación a todos los agricultores
y bodegueros de la ciudad, por el enorme trabajo y la calidad de los vinos de
nuestra tierra, y que sin duda forman una parte importantísima de nuestra
historia y de sus valores. Como también lo son ya, de la historia del Consejo
General de la Ingeniería Técnica Industrial de España, ya que fueron los vinos
de Yecla, los que viajaron hasta Dublín, para ejercer de testigos, en un
importante convenio suscrito con los Ingenieros de Irlanda, hace poco más de cuatro
meses.
Retomando
el argumento central, creo muy conveniente recordar, no solo los orígenes de
las Fiestas, sino lo que para mí es mas importante, que es, el como se han ido
superando tantas y tantas dificultades, y como éstas han resultado ser al final,
un estímulo y una superación. Por lo que serán estos hechos, el objetivo principal,
y no la descripción exhaustiva de nuestra historia, en la cual y por supuesto, los
Ingenieros no somos especialistas, y además, ya ha sido relatada y de forma
magistral, por ilustres Yeclanos e historiadores, que a todos ustedes les
vienen a la cabeza, y que sin nombrarlos recordaran.
Pero
la Ingeniería, aunque puedan pensar lo contrario, también se utiliza para
estudiar la historia, y quizás ustedes conozcan la serie “Escaneando el Pasado”,
que emite la cadena de televisión National Geographic, donde los Ingenieros investigadores
del tiempo, utilizan la Tecnología de Escaneo Láser 3D para estudiar los
secretos y métodos de construcción de las grandes maravillas arquitectónicas de
la humanidad, como el Coliseo de Roma, Petra, Machu Pichu o las Pirámides de
Egipto, conociendo a través de estos, valiosísimos datos para poder describir
la historia.
Y
como para mí y para todos ustedes, son una maravilla sentimental el Santuario
del Castillo y quienes moran en él, he realizado junto a investigadores de la
Universidad Politécnica de Madrid, un video muy cortito que les quiero mostrar,
confeccionado mediante una cámara virtual que recorre, un modelo tridimensional
exacto, basado en el escaneo 3D de última generación, y que espero les guste y
genere el ambiente adecuado para introducirnos en la historia de nuestra ciudad
y nuestras fiestas.
VIDEO ESCANEO TRIDIMENSIONAL
Y
ahora, a través del escaneo realizado, comenzaremos a extraer los valores de
nuestro pueblo y nuestras Fiestas, y de aquí el título que le pondría a este Pregón:
372 AÑOS COMPARTIENDO 15 VALORES
Si
nos remontamos al año 1642, encontraremos una de las virtudes de nuestro
pueblo, el compromiso, en este caso,
con el país y con su unidad territorial. Y así lo demostraron los sesenta y un
yeclanos que bajo las órdenes del capitán Martín Soriano Zaplana, partieron
hacia Vinaroz a defender nuestro Reino de la invasión francesa, en la llamada
batalla de Cataluña, encomendándose con
Fe, a la por aquellos entonces, Nuestra Señora de la Encarnación, cuyo retablo
presidía, el Eremitorio del Castillo.
De
esta batalla, y a diferencia de lo ocurrido, con los soldados yeclanos en otras
contiendas anteriores, lograron regresar sin bajas ni heridos, y he aquí donde
encontramos otros de los valores de Yecla: “la Gratitud”.
Los
soldados entraron a la ciudad disparando salvas a la Virgen, a lo que se unió
todo el pueblo y subieron hasta el Castillo para dar gracias, que en definitiva,
es el germen de las fiestas que se ha venido repitiendo desde hace casi cuatro
siglos.
Pero
este hecho puntual no fue óbice para que años antes y años después, la ciudad
de Yecla fuese un fuese un granero de valientes soldados, que hiciesen posible
los reconocimientos por parte de Felipe IV de Fidelísima en 1622 y por Felipe V de Muy Noble y Muy Leal en
1707, lo que sin duda, vuelven a describir, los valores de nuestra ciudad.
Y
he aquí nuestras raíces y las raíces de nuestras fiestas, nobleza, fidelidad y lealtad, compromiso,
gratitud y sobre todo la Fe, la Fe
que mueve montañas y la Fe que nos hace creer en nosotros mismos para
transformar la realidad y superar las dificultades.
No
obstante, no fue hasta 1711 cuando se institucionalizó la Fiesta, y se realizó
la primera bajada oficial de la Virgen, que ya era una imagen vestidera de la
Purísima Concepción, desde el Eremitorio del Castillo hasta la Iglesia de la
Asunción (hoy Iglesia Vieja).
Pero
fueron precisamente las dificultades, las que propiciaron uno de los grandes
impulsos para la consolidación de estas Fiestas y me refiero, al año 1786 donde
surgen las primeras ordenanzas.
Después
de quince años de prohibición, a consecuencia de los excesos cometidos en años
precedentes al 1771 en la celebración de las Fiestas, (por lo que apuntaré y
por qué no decirlo que somos un pueblo también muy festero), fue el mismo Rey Carlos III quien otorgó el indulto para
recuperar la tradición, previa petición de los presbíteros D. Blas Lorenzo
Ibáñez y D. Pascual Carpena Vicente, quienes a la postre y junto a los
clavarios, oficiales antiguos y devotos, redactaron, lo que para nuestro
insigne historiador y cronista D. Miguel Ortuño, “son la primera manifestación
escrita, de carácter obligatorio, referida a la actuación de la soldadesca”, y
que en 1986 transcribió con fidelidad, del manuscrito original.
Y
he aquí, otro de los valores de nuestro pueblo, la perseverancia. Después de todas las dificultades, de la degradación
de las Fiestas, de la prohibición, ahí están los yeclanos para rescatarla y
reforzarla, y éste vuelva a ser otro gran mérito.
Pero
nuevamente volvieron los problemas, siendo, la primera mitad del siglo XIX una
etapa decadente en las Fiestas fruto de la situación económica y social de la
época, y acuciada en parte, por la Guerra de la Independencia, se viven momentos
difíciles en la ciudad. Hasta tal punto que se llegó a decir que en el año 1852
la imagen de la Virgen se hallaba con escasez de ropas y alhajas y se tuvo que
recurrir al amparo del Ayuntamiento.
Y
de nuevo surge el milagro, y esta vez lo protagoniza el Santísimo Cristo del
Sepulcro, quién con su intercesión habría librado en 1855 a la mayor parte de la
población de sufrir la epidemia de cólera.
Y
este hecho, conlleva reformas en el Santuario y la construcción de la capilla
para nuestro Patrón. Y aquí nuevamente la Fe
y la Gratitud del pueblo de Yecla
por superar una situación extrema.
Es
el contemporáneo de la época D. Pascual Giménez Rubio, quien en 1865 y sobre
las Fiestas de la Virgen, dice textualmente:
“Ha
perdido esta función infinito, de la gravedad que la distinguía en lo antiguo
en todas sus partes”
Y
ahí es donde surge de nuevo otra figura destacada en nuestro pueblo, D. Antonio
Ibáñez Galiano (conocido en Yecla como el cura obispo) Arcipreste de la
Basílica de la Purísima, y que posteriormente fue Obispo de Teruel y Senador
Real vitalicio, quien, en 1868 crea la Cofradía Nuestra Señora de la
Concepción, con la misión que figura literalmente: “Sostener con decoroso
esplendor y aumentar en lo posible el culto que se tributa a la Purísima Virgen
cuya imagen se venera en el Santuario de nuestra ciudad”, lo que se traducirá
en otro fuerte impulso a las Fiestas pese a las enormes dificultades de la
época.
Hasta
que una vez mas, a partir de 1913, y después de una gran celebración en el año
1904 donde se conmemoraba el quincuagésimo aniversario de la declaración del
dogma Inmaculista, vuelven los problemas a la Cofradía.
Y
es ya, en el año 1922, cuando la reconstruye el Abad José Sola, y en 1927 se
confecciona una nueva bandera y se compone el Himno actual de la Virgen del Castillo,
con letra de D. José Martínez del Portal y música de D. Juan Javier Ortuño.
Por
esta época, las Fiestas también reciben el apoyo de otro insigne yeclano de
orígenes y adoptivo, el Poeta D. Francisco Martínez-Corbalan, quien en 1929
publica un artículo sobre las mismas en la revista “Estampa”, pero en esos
momentos ya estaban los tiempos revueltos, vino la Guerra civil española y las
nefastas consecuencias de la misma, que hasta incluso devino en la desaparición
de la imagen de la Virgen.
Entre
tanto apareció otra de las leyendas de nuestra ciudad, el Arcipreste Esteban
Díaz, que tras fundar en el año 1932 La Asociación de Mayordomos, con el objeto
de “engrandecer, exaltar la devoción a la Purísima Concepción, y cumplir con el
ritual de las Fiestas Patronales”, tuvo que reactivarla a partir del año 1940, de
donde proviene la actual imagen de la Purísima Concepción, realizada por el
Escultor Alcoyano D. Miguel Torregrosa Alonso.
Pero
también tuvo la brillante idea, y a las pruebas me remito, de fundar en el año
1945 la Corte de Honor de la Purísima Concepción, con el fin, no solo de velar
por los cuidados de la imagen y el vestuario de nuestra Virgen, sino
también para fomentar el culto y el amor
a María, y vaya si lo han conseguido…
Fueron
todas estas actuaciones, las que hicieron que el pueblo de Yecla, con D. José
al frente, se uniera en torno a la figura de la Virgen y sus Fiestas, para
impulsar la Coronación Canónica de nuestra Patrona coincidiendo con el
centenario de la declaración dogmática de la Inmaculada Concepción que se
produjo en el año 1854. Y aquí encontramos un nuevo valor, el de la unión del pueblo frente a las
adversidades, algo que por otra parte resulta imprescindible para conseguir los
objetivos globales.
Y
sin duda este fue el impulso definitivo de las Fiestas actuales, que han venido
desarrollando con mucho éxito todos los Presidentes y sus equipos de la
Asociación de Mayordomos, a los que también he de reconocerles su impagable
labor, y vaya para todos ellos mi más sincera felicitación, tanto a los que
están entre nosotros como a los que por desgracia nos han dejado, porque entre
todos han conseguido engrandecer nuestras Fiestas, logrando que sean de Interés
Turístico Nacional, y sentando las bases para ser Patrimonio de la Humanidad,
lo cual estoy seguro, que se conseguirá.
Pero
D. José Esteban Díaz, no solo fue quien inspiró e impulsó el reciente
desarrollo de las Fiestas de las Virgen, sino que fue también, quien propició
un cambio de modelo en el desarrollo industrial de nuestra ciudad, y por qué no
decirlo, quizás también fue uno de los responsables de que yo me decantase por
la Ingeniería y por ende, que esté hoy aquí, aunque sí lo es, y de forma
indirecta, de uno de los momentos que nunca olvidaré en mi vida.
Era
el año 2004, y coincidiendo con el 50 aniversario de la coronación que él había
impulsado, la imagen de la Virgen María Inmaculada, fue recorriendo todas las
calles de nuestra ciudad, trasladando esperanza y Fe a sus vecinos.
Por
aquellos entonces mi padre, estaba gravemente enfermo y hospitalizado en
Murcia, pero su enorme Fe, y el fervor que sentía a la que fue y seguirá siendo
su Patrona, le llevó a solicitar por propia voluntad el alta temporal, por unas
horas solamente, para poder venir a despedirse de su Virgen en el día en el que
pasaba por nuestra casa, y así lo hizo. La Virgen lo miró, el la miró, y cuatro
días después estaban juntos en el cielo.
Querido
Papá, como sé que me estas escuchando, quiero que sepas que siempre tengo
presente todos tus consejos, “Tu siempre haz las cosas bien” “Sé excelente en
tu trabajo” “Haz el bien y no mires a quien” “El que no la haga que no la
tema”, y tantos otros que me han servido y sirven de guía en mi vida. Gracias
Papá!!!!
Sirva
este inciso, de pequeño homenaje a mi Padre y a todas las personas queridas que
he perdido, y que aunque no nombraré si que las llevo muy dentro en mi corazón
y muy presentes en mis pensamientos. (tu poco a poco, el trompetero, el
angeniero…, son recuerdos que me vienen a la mente)
Pero
la vida sigue y todos tenemos esa encomienda de mejorar lo pasado para poner al
servicio de los que vienen las mejores condiciones posibles.
No
quiero dejar pasar esta oportunidad que Nuestra Madre, la Señora, me brinda
aquí esta noche, de referirme a una de las esencias de Yecla que la han situado
en el mapa económico e industrial de España: la Industria del Mueble y Afines
tan ligada a mi profesión como Ingeniero Técnico Industrial.
Recuerdo,
cuando era pequeño, me hacía una y otra
vez la pregunta del porqué la Industria del mueble en Yecla, cuando ni tan
siquiera teníamos madera, y es aquí donde me encontré por primera vez con el
nombre de Don José Esteban Díaz como el hacedor del milagro yeclano.
Por
su ubicación geográfica y por sus necesidades agrícolas, Yecla ha contado de
siempre con gran número de carpinteros, aperadores y toneleros desde el siglo
XVII, constituyendo una pequeña pero importante artesanía local. Con la
aparición de las primeras serrerías mecánicas y talleres de sillas en el XIX se
dio otro salto de calidad a la industria local, situándonos al final de la
Primera Revolución Industrial.
En
las dos primeras décadas del siglo XX se establecieron las primeras industrias
de ebanistería que no consiguieron subsistir a las crisis del sector, en parte
ocasionadas, por las guerras mundiales, la crisis económica del 29 y la guerra
civil española…fue entonces cuando D. José fundó, corría el año 1949, la
Cooperativa Obrera de Muebles, COMED.
Y
he aquí nuevamente, donde reside nuestro gran potencial, en superar los
fracasos, en rehacernos, en volver a emprender, y es que aunque esta
Cooperativa fracasó, fue el germen para que de entre los trabajadores de la
misma, surgieran numerosas empresas que consiguieron afianzar la industria en
nuestra ciudad.
Ante
los grandes problemas, Yecla siempre ha salido reforzada, y fruto de ello es
que lejos de abandonar el sector del mueble, no solo se afianzó, sino que
además vio la luz la 1ª Feria del Mueble
Nacional, y a esto, Sras. y Sres., se le
llama Decisión, Firmeza y sobre todo “Ilusión”.
Así
pues, vaya desde aquí mi reconocimiento a todos los trabajadores, empresarios y
también como no, a los ingenieros del sector industrial, por todo cuanto han
hecho y siguen haciendo para nuestra ciudad, y por los valores que han impreso
e imprimen en la misma, para que vayamos sumándolos a todos los que ya hemos
citado, y repito: Fortaleza, Trabajo,
Emprendimiento e Ilusión.
Y
ahora toca ya, extraer, los valores que se respiran en el transcurso de
nuestras Fiestas, esos que sentimos todos y cada uno de los que participamos de
las mismas, y los que quedarían fotografiados, si pudiésemos revelar las
imágenes de nuestros corazones.
Llega
el día 5 de Diciembre, el Beneplácito, y se quema la primera pólvora con los 15
cohetes en honor a MARIA INMACULADA que anuncian las Fiestas, y un hormigueo
especial, empieza a recorrer nuestros cuerpos y almas, y que también se
encargan de recordar los “Tíos de las punchas” o sargentos alabarderos, con el
sonido de su tambor en el recorrido por el pueblo.
Recuerdo
que de niño, ese día no teníamos clase por la tarde y nos dejaban salir antes
para asistir al Beneplácito, pero para nosotros, mis hermanos y yo, ese día nos
deparaba un momento muy especial, y era poner la colgadura en el balcón y bajar
a la calle para mirarla y contemplar como la imagen de la Virgen, colgaba de
todos los balcones de la calle, y por supuesto si a alguna vecina se le había
olvidado, ya nos encargábamos nosotros de recordárselo y si hacía falta le ayudábamos.
Aprovecho
desde aquí para solicitar a todo el pueblo de Yecla, en especial a los niños,
para que se impliquen en esta bonita y arraigada tradición y que la imagen de
la Virgen presida todos los balcones de nuestras casas, iluminando las Calles
de nuestra ciudad, y a todos los que transitamos por ellas.
El
día de nuestra preciada Constitución Española, la que nos ha posibilitado la
mayor época de bienestar y convivencia
pacífica de todos los españoles a lo largo de su historia, tiene una connotación
también especial. Se produce el traspaso de las Insignias, el bastón de mando y
la Bandera, que van acompañadas de sensaciones
y recuerdos de los mayordomos salientes y de alegría e ilusión para los mayordomos entrantes.
La
Santa Misa de los Pajes, es el momento de la bendición de los integrantes de
las Fiestas, el de recibir a Cristo con pureza para ser merecedores de su
gracia y su fortaleza y afrontar con el espíritu limpio los intensos días de
homenaje a nuestra Patrona, a la que por la tarde, se encomendará toda la
soldadesca, en el tradicional Beso de la Bandera.
Y
llega la Alborada, acto especialmente significativo, porque ya es todo el
pueblo el que anuncia que llegan las Fiestas, el que dispara salvas a la
Virgen, el que festeja con júbilo que vamos a recoger a nuestra Santa Madre, combinándose
los deliciosos aromas de pólvora quemada y gachasmigas y embriagándonos la
felicidad.
Y
este anuncio de las Fiestas llega desde todos los rincones y allá donde haya un
yeclano, está presente. Y este hecho lo puedo fundamentar por experiencia
propia. Recuerdo mi primer día en el que no pude estar en las fiestas, allá por
el año 1996, donde junto a mis cuatro compañeros y amigos, también yeclanos,
cuando preparábamos los exámenes de diciembre en Cartagena, quisimos hacer
nuestra pequeña alborada, algo de lo que también se acordarán nuestros vecinos
de entonces.
Cuando
llegaron las seis de la mañana se escuchaba un atronador golpeo de puertas,
cazos y otros enseres ruidosos, mientras se freían los ajos y la harina, se
vertía el agua y se comenzaba a realizar algo que podría ser parecido a lo que
aquí se llaman gachasmigas, que aunque no tenían nada que ver con las que tuve
el placer de degustar recientemente en la invitación de los Mayordomos, si
consiguieron saciar nuestro apetito y mantenernos con fuerza para seguir
estudiando durante todo el día.
Como
ven, ese año, unos pocos cartageneros y nuestros vecinos de piso jumillanos,
también se enteraron de que comenzaban las fiestas en Yecla, dado que como
entenderán, luego hubo que disculparse y dar las explicaciones oportunas, y
aunque al principio nos costó un poco, a la postre resultaron ser bastante
convincentes. Que recuerdos aquellos.
Pasamos
a uno de los momentos más intensos, el de la bajada, el del encuentro del
pueblo con su Madre, la fusión y el abrazo con sus hijos, y se juega por
primera vez la Bandera bajo la mirada de la Virgen y en su Honor, lo que para
mí resulta ser de los momentos más significativos e impactantes. El Mayordomo
consigue llegar hasta sus límites físicos, espoleado por los pajes, arcabuceros, familiares, amigos, y por todo el pueblo; es
la entrega, es la devoción y la Fe, en definitiva es la imagen que para mí
representa la Superación personal y
te impregna de valor del sacrificio.
Y
vuelve nuestro pueblo a manifestar su gratitud,
y lo hace de la forma más hermosa posible, con flores, inundando nuestras
calles de belleza, colorido y dulces aromas, y donde nos es muy sencillo
revivir sentimientos al compás de las bandas de música. Esa tarde noche, Yecla
deslumbra y lo hace por el amor que irradia su Madre al estar nuevamente entre
nosotros.
Pero
si hay un día grande, ese es, el de la Inmaculada Concepción, el día de la
patrona de Yecla y de lo que hoy por hoy sigue siendo España, el día que todos
estamos esperando.
Celebramos
con solemnidad la Santa Misa en honor a nuestra Patrona, a lo que seguirá la
proclamación de los protagonistas de las Fiestas del año siguiente, los
Clavarios.
Y
este es el día de los reencuentros familiares, los santos de las Conchas e
Inmas y donde las pelotas son el único menú posible en todos los hogares. A
esto se llama tradición, pero también resulta ser la base esencial para
disfrutar de la Majestuosa Procesión.
Y
en medio de la misma, se produce un momento mágico para niños y adultos, y ese
es el de los castillicos, y los famosos oooooooooo, y mira mira, mira que bonico,
ooooooooooo, que repetimos todos lo que tenemos la suerte de poder
contemplarlos.
Y
recuerdo que de pequeño, era de mis momentos más esperados, y continuó siéndolo
aunque un poco mas emocionante, puesto que todos los años nos juntábamos los
amigos para verlo en la terraza de la casa de uno de ellos, en la calle Maestro
Mora justo encima de donde los lanzan, así que además de contemplar los fuegos
artificiales teníamos que esquivar los palos y restos de los mismos,
convirtiéndose en una misión algo arriesgada y también porque no decirlo
divertida.
Pero
volviendo al día centro de la Festividad, es importantísimo recuperar la
esencia de la Inmaculada Concepción y para ello nos tendremos que remitir a su
Dogma, dictado mediante la Bula “Ineffábilis Deus” y proclamado por el Papa Pío
IX en el año 1854:
“Declaramos y definimos, que es doctrina
revelada por Dios, la que sostiene, que la beatísima Virgen María en el primer
instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente
y en previsión de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, fue
preservada de toda mancha de pecado original”
Con
razón han dicho los teólogos y los santos que Dios puede hacer un mundo mayor,
pero no una madre más perfecta que su Madre. Y comenta San Bernardo: «¿Por qué
hemos de asombrarnos si Dios, a quien contemplamos obrando maravillas en la
Escritura y entre sus santos, quiso mostrarse aún más maravilloso con su
Madre?»
La
maternidad divina de María, decía Santo
Tomás de Aquino, sobrepasa todas las gracias o carismas, como el don de
profecía, el don de lenguas, de hacer milagros...
Salve,
Madre de misericordia, Madre de la
esperanza y del perdón, Madre de Dios y de la gracia, Madre rebosante de la
santa alegría, le decimos hoy a Nuestra Madre del Cielo con un antiguo himno.
Con
su desvelo de Madre, María sigue
prestando a su Hijo los cuidados que le ofreció aquí en la tierra. Ahora lo
hace con nosotros, pues ve a Jesús en cada cristiano, en todo hombre o mujer.
Hemos
contemplado muchas veces a María con el Niño en sus brazos. La Maternidad de
María, el hecho central que ilumina toda la vida de la Virgen y fundamento de
los otros privilegios con que Dios quiso adornarla, y nos quiso regalar a los
yeclanos ese pilar fundamental en los que se asientan nuestros valores. María
como madre, madre joven y sin recursos económicos, he aquí un ejemplo vivo de
que SÍ SE PUEDE con la ayuda de Dios. La maternidad, tan castigada en algunos
casos en nuestro tiempo, es el pilar fundamental de las nuevas generaciones que
han de venir y seguir engrandeciendo el Plan de Dios. Y nosotros, como
María, responder “ hágase en nosotros
según tu palabra” y poner en Dios toda nuestra fe…precisamente lo que los
yeclanos de antes, hicieron sin reparo…por eso Yecla es lo que es hoy, un
ejemplo que admira a todos.
A Nuestra Virgen del Castillo le será muy grato que en el día de hoy le
repitamos, a modo de jaculatoria, las palabras del Avemaría: Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros. «Nuestra Madre Santísima» es un título que
damos frecuentemente a la Virgen, y que nos es especialmente querido y consolador,
pues al decirlo nos ilumina el alma de Esperanza,
como los niños que llaman a su madre cuando están desesperados. Por estas
cosas, para otros tan nimias, pero para nosotros tan fundamentales, podemos
afirmar que MARÍA es Madre nuestra. Ella es verdaderamente Madre, porque nos
engendra continuamente a la vida sobrenatural a la que estamos llamados aquí en
la Tierra.
Esa maternidad de María perdura en el tiempo, sin cesar hasta el fin de
la Historia. Asunta a los cielos, no ha
dejado ni un minuto su misión salvadora y su continua intercesión ante Dios nos
llena de dones para la salvación eterna. Con su amor materno, nos protege y
guía hasta llegar a la patria bienaventurada, al Cielo, al Padre.
María quiere que la invoquemos, que nos acerquemos a Ella con
confianza, que apelemos a su maternidad, pidiéndole que se manifieste como
nuestra Madre. Al darnos Cristo a su Madre por Madre nuestra, manifiesta el
amor a los suyos hasta el fin. Al aceptar la Virgen al Apóstol Juan como hijo
suyo muestra Ella su amor de Madre con todos los hombres.
Ella ha influido y sigue influyendo de una manera decisiva en nuestra
vida. Cada uno tiene su propia experiencia. Mirando hacia atrás vemos su
intervención detrás de cada dificultad para sacarnos adelante, el empujón definitivo
que nos hizo comenzar de nuevo.
Y si alguna vez fallamos nosotros, para eso también está ella reflejada
en nuestra madre terrenal, en la madre que nos ha amamantado y nos ha dado la
vida, en la que siempre nos perdona y en la que daría todo por nosotros, y yo
tengo la suerte de tener la mejor madre que podía tener. Gracias Mamá!!!
La devoción filial es pues, parte integrante de nuestra vida. En todo
momento, hemos de recurrir, como por instinto, a Ella, que «consuela nuestro
temor, aviva nuestra fe, fortalece nuestra esperanza, disipa nuestros temores y
anima nuestra pusilanimidad» como diría San Bernardo.
Es fácil llegar hasta Dios a través de su Madre. Todo el pueblo
cristiano, sin duda por inspiración del Espíritu Santo, ha tenido siempre esa
certeza divina. Los cristianos hemos visto siempre en María un atajo –«senda
por donde se abrevia el camino»– para llegar ante el Señor, una parada
necesaria para pedir consejo, intercesión, comprensión, calor…..
Y así lo hacemos de forma continua durante el novenario que la Virgen
permanece en su Basílica, todos los yeclanos vamos a hablar con ella, a
pedirle, a darle gracias, a rezar, o simplemente a contemplarla e impregnarnos
de su cariño, es una sensación especial que no se puede explicar con palabras.
¿Quién
en este pueblo, no ha ido a pedirle a la Virgen?
¿A
hablar con ella? ¿A buscar comprensión? Todos¡¡¡¡
Y
a todos nos ha escuchado y a todos nos ha protegido.
Los recuerdos dan para mucho en este sentido, ya que son innumerables
las ocasiones que he estado con ella, que he conversado con ella, y por
supuesto y como se pueden imaginar, de los temas mas diversos que se le pueden
ocurrir a uno, pero que siempre han tenido su importancia en función de la
etapa de la vida.
Desde cuando era pequeño, que le pedía simplemente para que mis
hermanas se portasen bien y no les pasara nada, pasando por la famosa oración
que repetíamos todos los estudiantes cuando se acercaban los exámenes, aquella
que decía: “Virgen Santa, Virgen Pura, haz que apruebe esta asignatura”; hasta
pedirle para que me encargasen mi primer proyecto, lo cual al igual que los
anteriores consiguió, aunque he de decir, que se me olvidó pedirle que me lo
pagaran y a fecha de hoy sigo sin cobrarlo, pero como a todo en la vida, hay que
extraerle la parte positiva, he de confesar que me sirvió muchísimo para
aprender.
Pero por supuesto también han sido innumerables también las veces en las
que le he agradecido todo lo que tengo, y en especial por mis sobrinas,
sobrinos, ahijadas y ahijado, Dayanna, Maria del Valle, Valeria, Fernando,
Valentín e Iñigo, que sin duda son parte muy especial de mi vida, y a los que
espero algún día no muy lejano poder darles un primo o una prima.
En
definitiva, la realidad me dice, que no soy muy diferente a cualquier yeclano,
puesto que a todos ustedes se les habrán venido a la mente momentos similares.
Y es que, la Virgen es una de nuestras mayores señas de identidad, y a su vez
resulta ser, uno de nuestros mayores
secretos para afrontar nuestro día a día.
Y
como todas las Fiestas, las nuestras también tienen su fin, y lo hace con un
acto muy emotivo como es la Minerva, donde el Santísimo bendice a la soldadesca
y a todo el pueblo de Yecla, reconfortándonos para afrontar con alegría la
Subida de nuestra Santa Madre.
Es
el día que la Virgen regresa a su Santuario para seguir cuidándonos desde allí.
Y lejos de ser un día triste, se convierte en un día muy festivo. Subimos al
castillo al compás de las bandas de música, con la mistela y el anisico, con
los torraos, mantecaos, sequillos y
otras delicias gastronómicas, y todo ello nos alivia de la tristeza que en el
fondo sentimos y además nos protege del rigor de las gélidas temperaturas que
casi siempre por esta época sufrimos.
Y
llega para mi otro momento especial y que recuerdo con cierta nostalgia, cuando
mi hermano y yo, junto a mi padre nos subíamos a las rocas para contemplar las
3 vueltas al Pino que da la Virgen, bajo el incesante tronar de los arcabuces,
el Mayordomo jurando la Bandera con la mayor intensidad, el ambiente cubierto
de humo, nosotros cubiertos de pólvora y casi sordos… Lo recuerdo como si fuera
ayer…, y ahora veo los castillicos finales, me veo bajando por el Castillo
corriendo y haciendo correr a mis padres, porque era el momento de comprar las
panderetas y las zambombas, porque a partir de ese día empezaba la Navidad…
En
fin, estos son momentos que nos marcan y nos han marcado a todos en nuestras
vidas, y de los que estoy muy contento de haber vivido.
Pero
el día que acaban las Fiestas, significa también para muchos yeclanos como yo,
el día que tenemos que volver a nuestros destinos actuales y despedirnos
temporalmente de nuestro pueblo, nuestra familia y nuestra Patrona, aunque
vayan siempre con nosotros en el corazón.
Y
ha sido precisamente el corazón, y anhelo de no separarnos nunca de nuestra
Virgen, el que me ha llevado a realizar esta
VISITA
VIRTUAL
Sras
y Sres., Los yeclanos ausentes podremos
estar mas cerca de nuestro pueblo y de nuestra Santa Madre, y las personas que
por desgracia no pueden subir a ver a su Patrona, a partir de ahora lo podrán
hacer a cualquier hora, y cualquier día, y todo ello, créanme ha sido por la
gracia de la Virgen María, que me hizo coincidir con los compañeros de la
Universidad Politécnica de Madrid (Fernando, Mario y Ángel), y que sin ellos
nada de esto hubiese sido posible y a los que aunque no me estén escuchando, si
que les quiero mandar desde aquí todo mi agradecimiento.
Y
este pregón está llegando a su fin.
Sras
y Sres. Nuestra sociedad está sufriendo las consecuencias de la pérdida de los
valores que siempre nos han definido, y llegó el momento de aferrarse a ellos
como herramienta para superar las dificultades, y marcarnos un nuevo camino a
seguir.
Compromiso, Gratitud, Fidelidad,
Nobleza, Festividad, Perseverancia,
Unión, Decisión, Firmeza, Ilusión, Fortaleza, Trabajo, Emprendimiento,
Superación Personal, Sacrificio y Fe,
son los 15 valores que nos ha dejado la Historia y MARIA INMACULADA, y son los
valores que tenemos que recuperar, para que podamos mirar el futuro con el
optimismo de quien además se sabe protegido y guiado.
Y
es que dicen que el pesimista es el que cree en uno mismo, y el optimista es el
que cree en los demás, y yo estoy, totalmente convencido de que vamos a superar
todas las dificultades y que Yecla va a seguir siendo la que siempre ha sido,
una ciudad próspera, amable e ilusionada en torno a su Patrona.
Y
si todos, ponemos lo mejor de nosotros mismos, la ciudad en su conjunto será
mejor, y esta a su vez nos hará mejores a todos, y es aquí, donde está la
cuadratura del círculo.
Como
decía mi padre: “La Familia unida levanta un templo”
Así
que desde aquí, y pregonando, animo a todo el pueblo de Yecla a participar como
una gran familia en estas Fiestas, a impregnarnos de todos los valores que se
desprenden, y acoger el cariño, la protección y la guía, que nuestra Santa
Madre nos concede, para tenerlos presentes en todas nuestras acciones, porque
esta será la forma de levantar nuestro singular templo de paz, armonía y
felicidad, que todos deseamos.
Y
como ya conozco sobradamente de la gratitud del pueblo de Yecla, y aunque no lo
merezca sé que me aplaudirán, quiero que sea a la Santísima Virgen que nos ha
acompañado, a la que dirijan sus aplausos y ofrezcan sus corazones.
¡¡¡Viva
la Virgen del Castillo!!!
¡¡¡Viva
la Inmaculada Concepción!!!
¡¡¡Viva
la Patrona de Yecla!!!